Archivo por años: 2018

Plan de cumplimiento de la agenda 2020 frente al G20 fracasado

1 – Puesta en vigencia de los Objetivos de la Comisión D´Escoto – Stiglitz del 2008
2 – Inicio debate de 3 Nuevas Convenciones en las Naciones Unidas:
a) Sistema Financiero Contable Nuevo; b) Convención de Comunicaciones; c) Convención de Fin de Genocidio y Ecocidio

 

COMISIÓN PADRE MIGUEL D´ESCOTO – STIGLITZ PARA LAS NACIONES UNIDAS

1. ACTUALIZANDO LA MEMORIA:

En 2008 se produjo la mayor crisis financiera en 300 años de capitalismo tal como lo definió el entonces Presidente del Banco Central de Inglaterra. El Padre Miguel D´Escoto era el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, órgano de la mayor representación universal de los pueblos y Estados vía 197 Estados Miembros. Ante la catástrofe mundial formo una Comisión de 18 Autoridades mundiales en la materia y con el objetivo de presentar un Plan de Cambios en el sistema mundial. Dicha Comisión, conocida como Comisión Stiglitz, por el Premio Nobel de Economía de EE.UU. que la presidia, debió conocerse como Comisión Padre Miguel D´Escoto – Stiglitz, dado que las propuestas financieras de cambio estaban acompañadas por las modificaciones políticas planteadas por el Padre Miguel en su discurso de la 63° Asamblea de la UN.

El informe fue presentado el 25 de Marzo del 2009, causando máxima preocupación en la elite financiera y oligárquica mundial. Porque significaba el fin de su hegemonía y control.
La respuesta para neutralizar y vaciar la propuesta Padres Miguel D´Escoto – Stiglitz, fue una ampliación de los miembros del G-20 y la fijación de 29 puntos de Agenda, en mucho similar a los de la Comisión D´Escoto – Stiglitz, pero sin modificar el funcionamiento institucional de los organismos internacionales. Y depositando la voluntad política de cambio en los mismos actores que habían producido la crisis del 2008. Al cabo de una década la ingenuidad de aquella delegación de facultades ha resultado absolutamente dañina para la humanidad. Ninguno de los 29 puntos se cumplieron. Y por el contrario en los últimos 5 años la agenda de las elites financieras paso a ser todo lo contrario de aquellos 29 puntos.
Situación que habilita a los pueblos y Estados del mundo a determinar que el G-20 ha fracasado en todos sus objetivos y a recuperar y actualizar los Objetivos de la Comisión D´Escoto – Stiglitz. Poco interesa que se mantenga el show G-20 con su estética comunicacional universal. Ya no tiene guión para la actuación.

Para ese objetivo se ha firmado esta Comisión desde Latinoamérica con proyección universal. No busca ocupar espacios sino iniciar un proceso internacional que logre instalar el urgente y necesario debate en las Naciones Unidas con protagonismo de pueblos y Estados, tal como ha sido acordado en la Agenda 2030 aprobada en el 2015 por la Asamblea General.
Contamos para ello con el antecedente de ser el Padre D´Escoto el primer y único Cura Católico en ocupar la Presidencia de la Asamblea General y en haber sido reintegrado a la Iglesia por el Papa Francisco en el año 2013. El legado que dejó en la Asamblea en el 2009, es en un todo coherente, con la Encíclica Laudato Sí, la casa común, de Francisco promulgada en el 2015 junto con la Agenda 2030.

Para nuestra Comisión, este trípode tiene la fuerza suficiente para el objetivo que requieren los pueblos del mundo, para organizarse en paz, justicia y camino a un salto civilizatorio urgente.


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Plan de Cumplimiento de la Agenda 2030 frente al G-2 Fracasado – 5-11-2018

 

 

El Presupuesto 2019 consagra la desigualdad institucional ante la ley, la violencia y la muerte

  1. Los derechos constitucionales solo se cumplen para los ricos y los extranjeros.
  2. La ley protege la fuga de capitales a lugares inaccesibles para 44.000.000 de argentinos, que no pueden actuar judicialmente contra esa confiscación. Porque es impericiable y está en jurisdicción fuera de nuestra soberanía.
  3. La riqueza creada anualmente se distribuye con cada vez mayor desigualdad y violencia.
  4. Se impone la paz para soportar la confiscación y se penaliza todo intento de disputa de la confiscación.
  5. El Poder de Interpretación de todo el sistema Judicial, impositivo financiero es a favor de los bancos extranjeros y en contra de los que viven de sus ingresos en pesos.
  6. Las tasas de interés más alta del mundo, la inflación más alta del mundo, la fuga de capitales más alta del mundo y la productividad a la par de los países ricos, constituyen herramientas diseñadas para la planificación de la pobreza y la desorganización de la circulación de la riqueza para poder saquearla.
  7. La Corte falla solo a favor de los monopolios financieros productivos y de circulación, administrando injusticia hacia el pueblo, bajo directivas de un poder extranjero: las Embajadas.
  8. Los Servicios de Inteligencia están bajo dirección de servicios extranjeros de EE.UU., Gran Bretaña e Israel. Y en forma conjunta han producido conmociones sociales shockeantes con fines electorales
  9. El secreto estadístico, bancario y financiero a favor de intereses extranjeros constituyen la mayor desigualdad cotidiana porque institucionaliza, invisibiliza, y vuelve injudiciable el saqueo. Las dimensiones de IZMD Indice de Zaqueo Monseñor de Nevares (en base a datos oficiales reagrupados) surgen del documento “De las 3 A a las 3 E, el Presupuesto Colonial 2019 y el Imperio Fallido de EE.UU”.
  10. El dispositivo institucional a favor de 200.000 personas dolarizadas por sobre 44.000.000 de pesificados, es la mayor asimetría ante la ley. Leyes que consagran la desigualdad ante la ley. Cepo de dolarizados sobre los pesificados.
  11. Hijo de rico, privilegiado, hijo de pobre, marginado.
  12. El Presupuesto Colonial 2019 institucionaliza la violencia de arriba sobre el pueblo para garantizar la desigualdad ante la ley. Generará una acumulación de humillación y pobreza que termina inevitablemente en estallido social y muerte.
  13. Si aprueban el endeudamiento con el FMI y el Presupuesto Colonial, este es el futuro del pueblo Argentino:

9 – Resultados

22.000.000 de pobres – 50 %
15.000.000 de clase media empobrecida – 34 %
7.000.000 de sobrevivientes – 16 %

 

Guillermo Robledo – Coordinador
Guillermo Robledo (robledoguille@yahoo.com.ar) – Eduardo Vasco Murua – Sonia Tobal – Clelia Isasmendi – Ramona Romero – Sebastián Maissa – Pablo Bonastre

Este documento no compromete la opinión de los Integrantes y Amigos/as del Observatorio:
Domingo Brecci – Carlos Louge – Guillermo Abreu – Francois Soulard – R. Velazco – R. Zaffaroni – M. Barros – M. Cafiero – N. Forero- A. Gallardo – H. Giuliano – A. Karim Paz – J. Sbatella – A. Vanoli – V. ZitoLema – R. Aronskind – S. Batakis – R. Bermeiger – L. Bonna – F. Bramuel – M. Braunschweig – D. Bresci -P. Chena – S. Daer – F. D’Antonio – J. Fal – S. Ferreira – C. Fraile – M. Gonzalez – M. Gorban -C. Isasmendi – A. Izquierdo – L. Larralde – R. Lugones – J. Massoni -S. Maturano – M. Mendoza – L. Perez Esquivel – D. Regalini – R. Romero – W. Romero – N. Sojit – F. Soulard – E. Stolzing – A. Tozzola – M. Vivanco – C. Crocitta – Barba Gutierrez – M. Castillo – P. Gonzalez – O. Nociti – J. Pomacusi -R. Perea – D. Zakuski – L. Maidana – E. Carrasco – A. Marini – Mario Firmenich (JR) – Stella Caloni – Vanden – Cinthia Ottaviano – Anibal Ibarra – Alfredo Zaiat – Juan Salinas – Carlos Negri – Gustavo Canara – Julio Urien – Chichin Rivero – Hayde Giri – Sebastian Ferreira – Barcelo Juan – Gaston Arispe – Alfredo Di Filipi – Tomas Perez Bolio – Victor Schajovistch – Nora Lafon – Bruno Capra – Fernando Muñoz – Briozzo – Tettamanti – Juan Guevara – Gringo Amichetti – Hector Sejenovich – Marcelo Senna – Fernando Haber – Washington Uranga – Leonardo Busquet – Liliana Mazzure – Gustavo Lopez – Leopoldo Moreau – Gustavo Vera – Lucas Shaerer

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El Presupuesto 2019 consagra la desigualdad institucional ante la ley, la violencia y la muerte

De las 3 A a las 3 E, el Presupuesto Colonial 2019 y el Imperio Fallido de EE.UU

Ciudad de Buenos Aires, 17 de octubre 2018
Al Pueblo Argentino
A los que tienen responsabilidad de Estado

1 Hace 24 meses, cuando el Observatorio la Riqueza Padre Arrupe cumplía 9 meses de existencia, produjimos el Documento “Argentinos despertemos .Basta de Hipnosis Expoliadora” sobre los motivos por los que NO había que aprobar el Presupuesto Nacional enviado al Congreso (Anexo 1). Constaba de 43 puntos. Dos años después quedó demostrado que los 43 puntos eran correctos, y la élite oligárquica gobernante no solo los desoyó, sino que los profundizó drásticamente en 2107 y 2018.

2- Ahora se pretende con el 2019 dar un salto cualitativo estratégico para perpetuar vía colonización que conlleva una Guerra Civil silenciosa en Argentina. Como parte de la recolonización sobre América Latina iniciada en el año 2008. Entonces EE.UU decidió, después de 60 años, trasladar sus cinco Fuerzas Armadas al Atlántico Sur y al Continente, vía la 4ta Flota bajo el Mando del Comando Sur. Las razones fueron explícitas, y están en la página web de la Casa Blanca: Latinoamérica ha pasado a tener la misma dotación de recursos que el Golfo Pérsico, a través de los descubrimientos del Pre-Sal en Brasil y Vaca Muerta en Argentina ,sumado a la integración de Venezuela al Mercosur. Estas tres constataciones , más la integración de Brasil al sistema financiero de los BRICS (China -Rusia- India y Sudáfrica), y por su intermedio el Mercosur, constituyen el inicio de la recolonización vía Guerra Civil silenciosa que lleva ya 10 años al cabo de los cuales han tomado(ver punto 29 del presente ) el control total del Mercosur desde el 2015.

3- El dispositivo de ocupación colonial tiene un arma estratégica en los Presupuestos de Estado, y los Bancos Centrales. Por lo tanto la interpretación del Presupuesto del 2019 que aportamos a continuación es de orden Político-Militar, en tanto es un Presupuesto diseñado para garantizar la ocupación colonial, más allá del gobierno de Macri-Vidal-Carrio.

4- En ese sentido, frente a la guerra comercial y financiera mundial cotidiana y sin proyección de armisticio mundial, el Presupuesto Nacional 2019 enviado constituye y profundiza la destrucción del Estado y la Soberanía, un delito de Traición a la Patria en el marco de la Constitución Nacional, el Código Civil y Comercial Nuevo, y el Sistema Económico y Rentístico de la Confederación Argentina acordada en la Constitución.

5- El Presupuesto enviado es la base de la Estafa estadística del Estado para invisibilizar la riqueza y productividad exponencial de la economía argentina, y luego garantizar el montaje impositivo financiero que permite el saqueo al exterior de esa riqueza. Vía la asociación ilícita del Banco Central, Los Bancos Extranjeros y los paraísos Fiscales.
En el Presupuesto Nacional, sus partidas ocultan que la productividad física- biológica de los bienes servicios producidos anualmente en el país, es lo que necesitan 600 millones de personas para vivir dignamente, siendo 44 millones, ¿porqué hay 35 % de pobres y 40% trabajo en negro? Y solo 9 millones tienen una vida digna. Tal es la Estafa Estadística que se enmascara desde el Presupuesto de Estado vía INDEC, el Banco Central, la Administración General de Puertos, las Aduanas, la CNV, AFIP, y los Ministerios.

6 – Los mecanismos de confiscación y de saqueo por vía monetaria, nacen del Presupuesto Nacional y el Banco Central por acción y omisión. Están cuidadosamente diseñados por los intereses coloniales extranjeros, tanto internacionales (FMI), como consorcios internacionales privados. Esa situación de facto y violenta, se expresa en el endeudamiento externo e interno del Estado, y el desfinanciamiento del Estado, como dos cara de la misma moneda.

7- Esa estafa pretende ahora legalizarse con la aprobación del Presupuesto 2019 .El otro objetivo, ante la inviabilidad absoluta de las cuentas públicas presentadas, es que derivarán en default del endeudamiento tomado. Ante lo cual el sistema colonial presentado en el Presupuesto exige dos garantías:

  • 1- La aprobación del endeudamiento con el FMI.
  • 2- La modificación del Art. 65 de la Ley 24.165 de Administración Financiera y Control Público , para que el Poder Ejecutivo Colonial pueda comprometer en garantía el 100% de los recursos naturales como Vaca Muerta , el Litio , el Agua Dulce entre otras.

8 – Para lograr semejantes objetivos colonizadores, la principal estafa planificada es separar el Tesoro Nacional del Banco Central. La segunda es separar al Banco Central del control de los puertos y transporte de mercaderías al exterior.

9 – El Presupuesto enviado sostiene falacias de ocultación planificadas, que no resisten las siguientes preguntas ni demostraciones científicas:

  • 1- ¿Porqué, si somos día a día más productivos físicamente, y hay mayor disponibilidad de bienes, estos son día a día más caros, y el Presupuesto consolida esa situación?
  • 2- ¿Porqué el mundo ha emitido varias veces más moneda que Argentina y está en deflación, mientras nosotros en inflación, con menos emisión? El Presupuesto consolida esa asimetría con el mundo.
  • 3- ¿Porqué reduce subsidios, cuando todos los Estados del Mundo los aumentan?
  • 4- ¿Porqué ratifica que quiere las tasas de interés más altas del mundo, al no contener ninguna medida para revertir esa asimetría que destruye la producción y el consumo en Argentina?
  • 5- ¿Porqué no genera un sistema estadístico online y público sobre los sectores monopólicos que producen la inflación, teniendo la AFIP al segundo toda la información, y no la utiliza?
  • 6- ¿Porqué planifica perder la información de abuso monopólico de precios con que cuenta la AFIP al segundo que factura cada monopolio?
  • 7- ¿Porqué el Presupuesto legaliza el Decreto ilegal 893/2107 que permite dejar afuera los dólares de las exportaciones sin plazo, sin traerlos al país. Se exportó el trabajo , la tierra , la maquinaria , los combustibles , fertilizantes de cada cosecha , y los dólares resultantes quedan afuera del Banco Central ? ¿Porqué?
    Estas son las mínimas preguntas que nos hacemos como Pueblo Argentino .Nadie responde, Imponiéndonos violentamente no solo el silencio, sino la decadencia y la asfixia en medio de un mar de riquezas cada vez mayores.

10– El Presupuesto enviado consolida la dolarización de las tarifas del agua, gas , de la energía , sin otra explicación científica que poder enviar dólares a las casas matrices de las empresas que controlan monopólicamente el sector. No es una razón de costos, mientras tenemos abundancia per cápita de AGUA (4tos en el mundo), GAS (7mos en el mundo) y ELECTRICIDAD. Sin contar la solar y eólica, planificadamente frenadas.

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Las 3 E – (última version)

El default de la deuda Macri

Por Héctor GIULIANO (17.8.2018)

En dos años y medio de gestión la administración Macri – por culpa de su Política irresponsable de Gobernar con Deuda sin la más mínima capacidad de repago – ha llevado a la Argentina a un nuevo Default.
Un default virtual o encubierto, porque se sobrevive cancelando deuda que vence con deuda nueva y tomando deuda adicional, pero default al fin: un default que se enmascara con el permanente re-endeudamiento y se silencia u oculta a costa de pagar cada vez más intereses.
Siendo que, en perfecto círculo vicioso, con el aumento de estos Intereses – que son el principal rubro del Gasto Público neto – se genera más Déficit Fiscal y que este déficit se cubre con más Deuda.
Es el Sistema de la Deuda Pública Perpetua en acción – un sistema que rige en el país desde hace 40 años (1976-2018) – y que produce periódicas Crisis de Deuda por impago como la actual, crisis de las que se trata de salir, como ahora nuevamente se espera hacerlo otra vez, con más endeudamiento del Estado.
Y esto – independientemente de la herencia recibida del Kirchnerismo – Macri lo hizo.

DEFAULT DEL TESORO

El gobierno Macri asumió en Diciembre de 2015 con una Deuda Pública – sólo en cabeza del Estado Central – del orden de los 250.000 MD1 y al 31.3.2018 – última información oficial disponible – el stock de la Deuda es de 345.400 MD; es decir, que durante los primeros dos años de gestión la deuda se incrementó en casi 100.000 MD (95.400).
A la fecha, se estima que este endeudamiento Macri puede estar en los 375.000-380.000 MD; y sigue creciendo vertiginosamente:
a) El Presupuesto original 2018 – Ley 27.431 – contempla vencimientos de Capital este año por unos 67.000 MD, que se refinancian en su totalidad – hasta el último centavo – tomando nueva deuda.
b) Este Presupuesto prevé además la asunción de deuda nueva adicional por otros 47.000 MD, lo que eleva el total de la deuda a colocar durante el ejercicio a más de 113.000 MD.
c) A esta masa de endeudamiento se le agrega ahora la toma de más deuda por el préstamo Stand-By del Fondo Monetario Internacional (FMI) – por 50.000 MD, de los que ya se han desembolsado 15.000 – y por el traspaso de la Deuda de Lebac del Banco Central (BCRA) al Tesoro, una deuda que al 31.7 suma el equivalente a 41.400 MD.
Así el endeudamiento Macri a fin de este año más que duplicaría el monto autorizado por la Ley de Presupuesto 2018.2
Con este aumento extraordinario de la Deuda que se está produciendo (un aumento decidido unilateralmente por el Poder Ejecutivo, sin intervención del Congreso aunque con su aquiescencia) crecen más que proporcionalmente los Intereses a Pagar por parte del Estado, intereses que originalmente estaban previstos en 21.000 MD (equivalentes a 406.000 M$, al tipo de cambio proyectado de 19.3 $/US$) pero que ahora están incrementándose aceleradamente en importes y en tasas.
De esta manera, mientras el Gasto Público Primario (sin contar Intereses) está aumentando el año en curso a un ritmo del 20 % (19) los Intereses de la Deuda lo están haciendo a un ritmo tres veces mayor: del 60 % (59).
Los Intereses no sólo son el principal rubro del Gasto Público del Estado Central sino que además explican las 2/3 partes del Resultado Financiero o Déficit Fiscal Total.
Como agravante, según la Ley de Presupuesto 2018 el 30 % de estos Intereses previstos no se pagan sino que se capitalizan por anatocismo, o sea, que se transforman en capital y se abonan así más intereses sobre intereses, que es una práctica sinónimo de la Usura.

DEFAULT DEL BANCO CENTRAL

Al patético cuadro de endeudamiento del Tesoro – que está previsto seguir incrementándolo hasta el 2021 – se suma un estado de situación tanto o más dramático todavía del BCRA, que fue el detonante de la Crisis de Deuda Macri y que llevó al pedido de ayuda urgente del FMI para salvataje del Banco Central por su Crisis de sobre-endeudamiento en Lebac.
Bajo la conducción operativa de Federico Sturzenegger (que fuera mano derecha del ministro Cavallo durante el Megacanje 2001, una operación cuasi-delictiva que le costó al país más de 50.000 MD) el BCRA aumentó en forma financieramente irresponsable el stock de letras, llevándolo de 346.000 M$ a fin de la administración Kirchner (7.12.2015), a 1.2 B$ – al 31.5.2018 – que si se le suman los Pases Pasivos (que son deudas a 1 y 7 días de plazo) por otros 300.000 M$, elevaba el total de la deuda cuasi-fiscal a esa fecha a 1.5 B$.
A fines de Marzo de este año el stock de las letras ascendía a 1.4 B$, es decir, que en poco más de dos años de gestión macrista la deuda del BCRA se había multiplicado por más de 4 veces medido desde el 2015.
Y con ello aumentaron más que proporcionalmente los Intereses a Pagar por parte del BCRA, llegando a superar así los intereses que paralelamente paga el Tesoro Nacional: con tasas del 45 % anual sobre un stock actual de 1 B$ eso significa un pago promedio de intereses superior a los 35.000 M$ con cada licitación mensual para renovación de Lebac (un promedio de 1.250 M$ por día).
Ahora bien, por qué se endeudó en esta forma tan astronómica como gravosa el BCRA durante la administración Macri?
El gobierno tiene el deber de dar explicaciones claras, directas y concretas a la opinión pública acerca de las causas de este sobre-endeudamiento financieramente irresponsable del BCRA (un endeudamiento que el autor de esta nota viene denunciando desde hace años y especialmente desde el aumento extraordinario de su monto y gravedad bajo la conducción macrista).
Nadie bajo la administración Macri – ni en el BCRA ni en el Gobierno – vio venir esta tormenta a la que el presidente hace ahora continuamente referencia?
Nadie se percató de la Bola de Nieve que se iba conformando de las Lebac? Nadie evaluó el altísimo costo financiero que este endeudamiento ruinoso significaba para el BCRA?
Son cosas que sólo se explican por tres razones: 1. La ineptitud de los funcionarios públicos a cargo de las decisiones oficiales, 2. La corrupción bajo conflicto de intereses de gran parte de estos funcionarios, unida a la falta total de transparencia en las informaciones gubernamentales3, y 3. Una combinación de las dos causales anteriores (que sería la explicación más probable).

DEFAULT DEL GOBIERNO MACRI

La Crisis de las Lebac, que aparece como detonante de la necesidad de salvataje del BCRA con Deuda Externa tomada del FMI, constituye una de las pruebas más directas y palpables de la irracionalidad financiera de la administración Macrista.
En efecto, cómo explica el gobierno Macri tal sobre-endeudamiento irresponsable del BCRA y el por qué de su no prevención de la Crisis del Banco?
Se intenta atribuir esta crisis a cualquier factor externo coyuntural – leve aumento de las tasas de interés internacionales, fortalecimiento relativo del dólar a nivel mundial, devaluación de la lira turca, guerra comercial Estados Unidos-China, etc. – antes que reconocer la realidad de causales estructurales endógenas del modelo de endeudamiento sin capacidad de repago del Estado, llevado al paroxismo por la Política macrista de Gobernar con Deuda.
La mega-deuda de Lebac creció descontroladamente bajo la administración Macri por tres razones principales:
1. Por el sostenimiento artificial del atraso cambiario para poder pagar los servicios de la Deuda Externa y seguir tomando más endeudamiento en moneda extranjera sobre la base de una garantía a los acreedores por conversión de la recaudación fiscal, que está en pesos, a mayor cantidad de dólares.
2. Por la elevación a niveles récord de las tasas de interés de referencia del BCRA a los fines de atraer capitales especulativos que ingresasen al país para sostener ese nivel artificialmente alto de reservas internacionales, con lo que se espiralizó el negocio financiero-cambiario del carry trade o bicicleta financiera al amparo de la liberalización total del arbitraje entre tipos de cambio y tasas de interés locales.
3. Por la alianza entre la administración Macri y los capitales especulativo-financieros internacionales (capitales golondrina) que pasaron a ser institucionalmente la base de su estabilidad financiera y política.

Esta dependencia estructural del Sistema de la Deuda Pública Perpetua – la tercera gran ola de endeudamiento en la historia contemporánea de la Argentina luego de la primera etapa del Proceso a fines de la década del ´70 y de la segunda bajo la Convertibilidad Menemista de la década del ´90 – es la que ha llevado rápidamente al fracaso económico-financiero del gobierno Macri, que después de dos años y medio de gestión no puede mostrar un miserable indicador a su favor: Inflación, Tasa de Interés, Tipo de Cambio, Déficit Fiscal, Déficit de Balanza Comercial y Balanza de Pagos, Pobreza, Indigencia, Recesión Económica, caída del Consumo y Desempleo, quiebra del BCRA y nueva Crisis de Deuda del Tesoro.
Con el agravante que, frente a este dramático cuadro de situación, la administración macrista se encuentra empeñada hoy en redoblar la apuesta apelando a la receta clásica de querer salir de una Crisis de Deuda con más Endeudamiento Público: como los Acuerdos de Nueva York 1985-87 de la administración Alfonsín, el Plan Brady 1992-1993 de la administración Menem-Cavallo, la Crisis del Tequila del 1995 y sus contratos Repo con la Banca Internacional, el Megacanje De la Rúa-Cavallo del 2001, la salida de la Convertibilidad con nuevo endeudamiento bajo la gestión Duhalde-Remes Lenicov para cubrir el costo de la pesificación asimétrica con nuevos bonos, el Megacanje Kirchner-Lavagna de 2005-2010 (continuación Boudou) y ahora el nuevo Megacanje en curso Macri-Dujovne-Caputo, dosificado en cuotas aceleradas con ayuda del FMI.

Porque ante la nueva Crisis de Deuda que llevó al fracaso de la administración Macri y a su virtual cesación de pagos los acreedores externos habrían decidido la intervención directa de las cuentas fiscales por parte del FMI para garantizar la institucionalización de esta última oleada de endeudamiento del Estado por partida doble – BCRA y Tesoro Nacional (agregando además a las Provincias) – condicionando así tres puntos clave dentro de las nuevas exigencias del Sistema de la Deuda:
1. Provocar una Devaluación controlada para licuar – expresada en dólares – la Deuda Interna en Pesos (que para el Tesoro es mayoritariamente Deuda intra-Estado) y para licuar el Gasto Público en general, particularmente el rubro Remuneraciones y el Gasto Social por Jubilaciones/Pensiones y Planes Sociales.
2. Garantizar una caída generalizada de los salarios reales que abarate el Costo de la Mano de Obra Argentina y reduzca el poder adquisitivo de todos los sectores de ingresos fijos (incluyendo los del sistema jubilatorio y asistencial) por efecto de niveles de Inflación superiores al ritmo de Devaluación del Peso, lo que a su vez – potenciado con el incremento extraordinario de Precios/Tarifas de Servicios Públicos – lleva a la caída del Consumo Interno y a la Recesión de la Economía Productiva mientras beneficia en cambio la Economía Especulativo-Financiera, cuyos sectores son el sostén esencial del Gobierno Macri.
3. Asegurar la continuidad de la Política de Endeudamiento sosteniendo del gobierno Macri y condicionar también al nuevo gobierno que sea electo en el 2019 – dado que las metas fiscales se comprometen hasta el año 2021 – cuya pieza básica es el traspaso de la Deuda en Pesos que está en cabeza del BCRA a Deuda Dolarizada bajo responsabilidad del Tesoro, lo que aumenta la vulnerabilidad por Iliquidez e Insolvencia del Estado subordinándolo totalmente al cumplimiento de la nueva Política Financiera Fiscal.4

Este esquema financiero, dictado por el FMI pero presentado burlescamente a la Opinión Pública como supuesta Política Argentina apoyada por el Fondo, dista sin embargo de poder llegar a ser cumplido por el gobierno Macri y en ello parece residir la gran incógnita que se está definiendo en estos días.
Porque – dicho en buen romance – de qué se disfrazaba el presidente Macri si no obtenía el apoyo de emergencia del FMI para el salvataje del BCRA a raíz de la mega-crisis de las Lebac, gestada y desbocada por la propia administración macrista?
Más aquí ya se pasa del plano financiero al plano político y las especulaciones en este campo exceden la información y la competencia del autor de este trabajo como para hacer revelaciones y mucho menos pronósticos.

La situación del presidente Macri y de su gobierno es hoy sumamente grave y el país parece estar frente a un escenario con final abierto: ya naufragada la política de querer vender expectativas a falta de resultados concretos, de formular anuncios y metas que no se cumplen – con la Inflación, los Salarios Reales y la Pobreza a la cabeza – de buscar apoyos que no se logran fácilmente en el ámbito partidocrático, sindical, empresario e incluso financiero, y actuando en forma improvisada, por prueba y error, en medio de la nueva crisis financiera y política a la que su gestión ha llevado a la Argentina, el verdadero fantasma que acosaría al presidente Macri no es sólo el de su salida en helicóptero como De la Rúa sino el que sus sostenedores le puedan soltar la mano como al presidente Kuczynski, del Perú.

Las dudas permanecen abiertas mientras el gobierno sigue aumentando la deuda de la Argentina.

 

Carta abierta al Presidente de la Nación

CARTA ABIERTA

Ing. Mauricio Macri

Presidente de la Nación

Señor presidente,

Le escribimos para recordarle, por las dudas, que el 20 de junio es el Día de la Bandera, símbolo por excelencia de nuestra Nación. Ya sabemos que le parecía inoportuna la lucha por la independencia. ¿Será que este año piensa pedirle perdón a la directora del FMI y todo el sistema de dominación neocolonial que ella representa y defiende?

No debe ser casual que justo un 20 de junio se espera la aprobación del FMI del Acuerdo preparado en inglés por su gobierno. Acuerdo que consagra de esa manera especialmente indignante, la entrega de nuestra soberanía como Nación, la vida y los derechos de todos sus pueblos, a la dictadura del Mercado. Acuerdo que debería ser tratado y rechazado por el Congreso de la Nación para no pisotear las Banderas de libertad, justicia e igualdad que, de todos modos, seguiremos levantando como pueblo argentino.

Ud. se ha olvidado, aparentemente, que juró defender la Nación y no los intereses de unos pocos. Porque el Acuerdo que gentilmente tradujeron al castellano en un gesto tan encomiable de transparencia, claramente compromete a su gobierno y al próximo, a “tomar todas las medidas necesarias” para asegurar el cumplimiento de su objetivo central que es, ni más ni menos, garantizar al dios Mercado y los poderes económicos locales y extranjeros que operan a través de él, que pase lo que pase continuarán cobrando sus abultados intereses sobre la Deuda pública. Igual como con el Acuerdo firmado por la Junta militar, encabezada por el genocida Videla, apenas dos días después del golpe de Estado de 1976.

El costo de este Acuerdo de sometimiento neocolonial será nefasto para la inmensa mayoría de quienes habitamos la Argentina. Traerá más pobreza, menos empleo, salarios y jubilaciones, mayor depredación y saqueo de nuestros bienes comunes, menos inversión en derechos humanos fundamentales como el agua, la salud, educación, vivienda y transporte para empezar. Ni que decir de más Deuda y la pérdida directa de nuestro derecho a la autodeterminación y de herramientas claves de cualquier política económica soberana.

Mientras tanto, deja sin tocar, o para un futuro lejano o no especificado, las causas principales de la situación actual, entre ellas la desregulación del movimiento de capitales, el estímulo a la especulación financiera y el extractivismo, la privatización de todo y la decisión de gobernar con Deuda.

Señor presidente, para resolver el problema de déficit que tanto desvela, no hace falta devolver a los especuladores el Fondo de Garantía de las jubilaciones, ni reducir la obra pública a lo “estrictamente necesario para mejorar la competitividad del país”, ni tercerizar a intereses privados la vigencia de nuestros derechos. Hace falta clausurar la fuga de capitales, cobrar impuestos a quienes más tienen y suspender el pago de la Deuda hasta completar una Auditoría integral que permita constatar su legalidad y legitimidad. Porque es la Deuda y su pago, que su gobierno ha aumentado vertiginosamente, lo que constituye el mayor factor “desequilibrante” y de riesgo.

El colmo de cinismo, sin embargo, es el intento de justificar este Acuerdo de Desguace Nacional señalando la existencia de una novedosa cláusula de protección a la población más vulnerable. ¿Con qué cara pueden plantear como avance, el compromiso de mantener un piso para la asistencia social de 1,3% del producto nacional (incorporando ya los recortes legislados en diciembre, según la receta recibida entonces del FMI), mientras se dedica el Acuerdo entero a garantizar que se continuarán recortando los gastos e inversiones que tienen que ver con el bienestar de la población para aplicar todo que haga falta – hoy proyectado en casi el doble de ese monto – al pago de los intereses crecientes sobre una Deuda que tampoco cesa de multiplicarse y que cobra renovada ilegitimidad con cada día que pasa.

Señor presidente, en estos días aquí se ha hablado mucho de Islandia, pero poco de alguna de las diferencias más importantes entre ese país y el nuestro. En medio de la crisis desatada en 2008, Islandia paró la pelota. Investigó la acumulación de Deuda y el rol de los grandes bancos y prestamistas, desoyó las recomendaciones del FMI y del G20 y rehusó pagar los reclamos que consideró fraudulentos. Echó sin reparos al Primer Ministro nombrado en los Panama Papers. De ese modo dio vuelta la situación, dando prioridad a los derechos de su pueblo y reencauzando las bases de su economía.Tan distinto a la experiencia de nuestro país, o de otros, como Grecia sin ir más lejos; tan claro que hay alternativas soberanas que ni su gobierno ni otros anteriores han tenido la voluntad de probar.

Rechazamos este Acuerdo y la insistencia de su gobierno en privilegiar a la Deuda y a los intereses del gran capital por sobre los Derechos de los Pueblos, que somos de verdad los únicos acreedores. El desprecio que demuestra, además, a la integración regional como alternativa, y a las instituciones como la Unasur, la CELAC, el Mercosur que hay que fortalecer, no destruir. ¿Al servicio de quien está, Señor presidente?

Cuesta pedirle que recapacite, ya que hay demasiadas evidencias de su conformidad con este camino de empobrecimiento, saqueo y ultraje. Solo nos queda advertirle que tampoco asegurará los resultados que Ud. y su equipo afirman esperar, no solo por seguir un destino y las indicaciones equivocados sino además por la resistencia que el pueblo argentino seguiremos desplegando.

-Buenos Aires, 19 de junio de 2018

Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz
Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo-L.F
Mirta Baravalle, Madre de Plaza de Mayo-L.F
Beverly Keene, Coordinadora Diálogo 2000
Coordinación Nacional Servicio Paz y Justicia, SERPAJ

Oeconomicae et pecuniariae quaestiones: el documento completo del Vaticano sobre la economía mundial

El Vaticano criticó las finanzas offshore y el excesivo endeudamiento. En esta nota, el documento completo en el cual la Santa Sede analiza los problemas del sistema económico mundial.

Oeconomicae et pecuniariae quaestiones.- Consideraciones para un discernimiento ético sobre algunos aspectos del actual sistema económico y financiero, 17.05.2018

 

I – Introducción

1. Las cuestiones económicas y financieras, nunca como hoy, atraen nuestra atención, debido a la creciente influencia de los mercados sobre el bienestar material de la mayor parte de la humanidad. Esto exige, por un lado, una regulación adecuada de sus dinámicas y, por otro, un fundamento ético claro, que garantice al bienestar alcanzado esa calidad humana de relaciones que los mecanismos económicos, por sí solos, no pueden producir. Muchos demandan hoy esa fundación ética y en particular los que operan en el sistema económico-financiero. Precisamente en este contexto se manifiesta el vínculo necesario entre el conocimiento técnico y la sabiduría humana, sin el cual todo acto humano termina deteriorándose y con el que, por el contrario, puede progresar en el camino de la prosperidad para el hombre que sea real e integral.

2. La promoción integral de cada individuo, de cada comunidad humana y de todas las personas, es el horizonte último de este bien común, que la Iglesia pretende lograr como «sacramento universal de salvación».[1] Esta integridad del bien, cuyo origen y cumplimiento último están en Dios, y que ha sido plenamente revelada en Jesucristo, aquel que recapitula todas las cosas (cf. Ef 1, 10), es el objetivo final de toda actividad eclesial. Este bien florece como anticipación del reino de Dios, que la Iglesia está llamada a anunciar e instaurar en todos los pueblos;[2] y es un fruto peculiar de esa caridad que, como pilar de la acción eclesial, está llamada a expresarse en el amor social, civil y político. Este amor «se manifiesta en todas las acciones que procuran construir un mundo mejor. El amor a la sociedad y el compromiso por el bien común son una forma excelente de la caridad, que no sólo afecta a las relaciones entre los individuos, sino a «las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas». Por eso, la Iglesia propuso al mundo el ideal de una «civilización del amor»».[3] El amor al bien integral, inseparablemente del amor a la verdad, es la clave de un auténtico desarrollo.

3. Todo ello se busca con la certeza de que en todas las culturas hay muchas convergencias éticas, expresión de una sabiduría moral común,[4] sobre cuyo orden objetivo se funda la dignidad de la persona. En la raíz sólida e indisponible de este orden, que proporciona principios comunes y claros, se fundan los derechos y deberes fundamentales del hombre; sin él, la arbitrariedad y el abuso de los más fuertes terminan dominando la escena humana. Este orden ético, arraigado en la sabiduría de Dios Creador, es por lo tanto el fundamento indispensable para edificar una comunidad digna de los hombres, regulada por leyes inspiradas en la justicia real. Esto vale todavía más ante la constatación de que los hombres, aún aspirando con todo su corazón al bien y a la verdad, a menudo sucumben a los intereses individuales, a abusos y a prácticas inicuas, de las que se derivan serios sufrimientos para toda la humanidad y especialmente para los más débiles y desamparados.
Precisamente para liberar todo ámbito del actuar humano del desorden moral, que tan a menudo lo aflige, la Iglesia reconoce entre sus tareas primordiales recordar a todos, con humilde certeza, algunos principios éticos claros. Es la misma razón humana, cuya índole connota indeleblemente a cada persona, la que exige un discernimiento iluminante en este sentido. De hecho, la racionalidad humana busca constantemente en la verdad y en la justicia un fundamento sólido sobre el cual apoyar su propio obrar, bien sabiendo que sin él perdería su propia orientación.[5]

4. Esta orientación recta de la razón no puede faltar en cada sector del obrar humano. Esto significa que ningún espacio en el que el hombre actúa puede legítimamente pretender estar exento o permanecer impermeable a una ética basada en la libertad, la verdad, la justicia y la solidaridad.[6] Ello se aplica también a las áreas en las que valen las leyes de la política y la economía: «Hoy, pensando en el bien común, necesitamos imperiosamente que la política y la economía, en diálogo, se coloquen decididamente al servicio de la vida, especialmente de la vida humana».[7]
Toda actividad humana, en efecto, está llamada a producir fruto, sirviéndose con generosidad y equidad de los dones que Dios pone originalmente a disposición de todos y desarrollando con laboriosa esperanza las semillas de bien inscritas, como promesa de fecundidad, en toda la Creación. Esa llamada constituye una invitación permanente a la libertad humana, aun cuando el pecado está siempre preparado a insidiar este plan divino original.
Por esta razón, Dios sale al encuentro del hombre en Jesucristo. Él, haciéndonos partícipes del admirable acontecimiento de su Resurrección, «no redime solamente la persona individual, sino también las relaciones sociales entre los hombres»,[8] y opera en la dirección de un nuevo orden de relaciones sociales fundado en la Verdad y el Amor, que sea levadura fecunda de transformación de la historia. De esta manera, Él anticipa en el tiempo el Reino de los Cielos, que vino a anunciar e inaugurar con su persona.

5. Si bien es cierto que el bienestar económico global ha aumentado en la segunda mitad del siglo XX, en medida y rapidez nunca antes experimentadas, hay que señalar que al mismo tiempo han aumentado las desigualdades entre los distintos países y dentro de ellos.[9] El número de personas que viven en pobreza extrema sigue siendo enorme.
La reciente crisis financiera era una oportunidad para desarrollar una nueva economía más atenta a los principios éticos y a la nueva regulación de la actividad financiera, neutralizando los aspectos depredadores y especulativos y dando valor al servicio a la economía real. Aunque si se han realizado muchos esfuerzos positivos, en varios niveles, que se reconocen y aprecian, no ha habido ninguna reacción que haya llevado a repensar los criterios obsoletos que continúan gobernando el mundo[10]. Por el contrario, a veces parece volver a estar en auge un egoísmo miope y limitado a corto plazo, el cual, prescindiendo del bien común, excluye de su horizonte la preocupación, no sólo de crear, sino también de difundir riqueza y eliminar las desigualdades, hoy tan pronunciadas.

6. Está en juego el verdadero bienestar de la mayoría de los hombres y mujeres de nuestro planeta, que corren el riesgo de verse confinados cada vez más a los márgenes, cuando no de ser «excluidos y descartados»[11] del progreso y el bienestar real, mientras algunas minorías explotan y reservan en su propio beneficio vastos recursos y riquezas, permaneciendo indiferentes a la condición de la mayoría. Por lo tanto, es hora de retomar lo que es auténticamente humano, ampliar los horizontes de la mente y el corazón, para reconocer lealmente lo que nace de las exigencias de la verdad y del bien, y sin lo cual todo sistema social, político y económico está destinado, en definitiva, a la ruina y a la implosión. Es cada vez más claro que el egoísmo a largo plazo no da frutos y hace pagar a todos un precio demasiado alto; por lo tanto, si queremos el bien real del hombre verdadero para los hombres, «¡el dinero debe servir y no gobernar!».[12]
Al respecto, si bien es verdad que corresponde primordialmente a los operadores competentes y responsables desarrollar nuevas formas de economía y finanza, cuyas prácticas y normas se orienten al progreso del bien común y sean respetuosas de la dignidad humana, en la línea segura trazada por la enseñanza social de la Iglesia. Con este documento, sin embargo, la Congregación para la Doctrina de la Fe, cuya competencia también se extiende a cuestiones de naturaleza moral, en colaboración con el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, quiere ofrecer algunas consideraciones de fondo y puntualizaciones para apoyar el progreso y defender aquella dignidad.[13] En particular, es necesario emprender una reflexión ética sobre ciertos aspectos de la intermediación financiera, cuyo funcionamiento, habiéndose desvinculado de fundamentos antropológicos y morales apropiados, no sólo ha producido abusos e injusticias evidentes, sino que se ha demostrado también capaz de crear crisis sistémicas en todo el mundo. Es un discernimiento que se ofrece a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

II. Consideraciones básicas de fondo

7. Algunas consideraciones elementales son evidentes a los ojos de todos los que, lealmente, tienen presente la situación histórica en la que vivimos; y ello más allá de cualquier teoría o escuela de pensamiento, en cuyas legítimas discusiones este documento no pretende intervenir y a cuyo diálogo, por el contario, desea contribuir, con la conciencia de que no hay recetas económicas válidas universalmente y para siempre.

8. Toda realidad y actividad humana, si se vive en el horizonte de una ética adecuada, es decir, respetando la dignidad humana y orientándose al bien común, es positiva. Esto se aplica a todas las instituciones que genera la dimensión social humana y también a los mercados, a todos los niveles, incluyendo los financieros.
A este respecto cabe señalar que incluso aquellos sistemas que dan vida a los mercados, más que basarse en dinámicas anónimas, elaboradas por tecnologías cada vez más sofisticadas, se sustentan en relaciones, que no podrían establecerse sin la participación de la libertad de los individuos. Resulta claro entonces que la misma economía, como cualquier otra esfera humana, «tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento; no de una ética cualquiera, sino de una ética amiga de la persona».[14]

9. Por lo tanto, es obvio que sin una visión adecuada del hombre es imposible fundar ni una ética ni una praxis que estén a la altura de su dignidad y de un bien que sea realmente común. De hecho, por mucho que se proclame neutral o separada de cualquier conexión de fondo, toda acción humana – incluso en la esfera económica – implica una comprensión del hombre y del mundo, que revela su mayor o menor positividad a través de los efectos y el desarrollo que produce.
En este sentido, nuestra época se ha revelado de cortas miras acerca del hombre entendido individualmente, prevalentemente consumidor, cuyo beneficio consistiría más que nada en optimizar sus ganancias pecuniarias. Es peculiar de la persona humana, de hecho, poseer una índole relacional y una racionalidad a la búsqueda perenne de una ganancia y un bienestar que sean completos, irreducibles a una lógica de consumo o a los aspectos económicos de la vida.[15]
Esta índole relacional fundamental del hombre[16] está esencialmente marcada por una racionalidad, que resiste cualquier reducción que cosifique sus exigencias de fondo. En este sentido, no se puede negar que hoy existe una tendencia a cosificar cualquier intercambio de «bienes», reduciéndolo a mero intercambio de «cosas».
En realidad, es evidente que en la transmisión de bienes entre sujetos está en juego algo más que los meros bienes materiales, dado que estos a menudo vehiculan bienes inmateriales, cuya presencia o ausencia concreta determina, en modo decisivo, también la calidad de las mismas relaciones económicas (como confianza, imparcialidad, cooperación…). A este nivel es fácil entender bien que la lógica del don sin contrapartida no es alternativa sino inseparable y complementaria a la del intercambio de equivalentes.[17]

10. Es fácil ver las ventajas de una visión del hombre entendido como sujeto constitutivamente incorporado en una trama de relaciones, que son en sí mismas un recurso positivo.[18] Toda persona nace dentro de un contexto familiar, es decir, dentro de relaciones que lo preceden, sin las cuales sería imposible su mismo existir. Más tarde desarrolla las etapas de su existencia, gracias siempre a ligámenes, que actúan el colocarse de la persona en el mundo como libertad continuamente compartida. Son precisamente estos ligámenes originales los que revelan al hombre como ser relacionado y esencialmente marcado por lo que la Revelación cristiana llama «comunión».

Este carácter original de comunión, al mismo tiempo que evidencia en cada persona humana un rastro de afinidad con el Dios que lo ha creado y lo llama a una relación de comunión con él, es también aquello que lo orienta naturalmente a la vida comunitaria, lugar fundamental de su completa realización. Sólo el reconocimiento de este carácter, como elemento originariamente constitutivo de nuestra identidad humana, permite mirar a los demás no principalmente como competidores potenciales, sino como posibles aliados en la construcción de un bien, que no es auténtico si no se refiere, al mismo tiempo, a todos y cada uno.

Esta antropología relacional ayuda también al hombre a reconocer la validez de las estrategias económicas dirigidas principalmente a la calidad global de vida, antes que al crecimiento indiscriminado de las ganancias; a un bienestar que, si se pretende tal, debe ser siempre integral, de todo el hombre y de todos los hombres. Ningún beneficio es legítimo, en efecto, cuando se pierde el horizonte de la promoción integral de la persona humana, el destino universal de los bienes y la opción preferencial por los pobres.[19] Estos tres principios se implican y exigen necesariamente el uno al otro en la perspectiva de la construcción de un mundo más justo y solidario.

Así, todo progreso del sistema económico no puede considerarse tal si se mide solo con parámetros de cantidad y eficacia en la obtención de beneficios, sino que tiene que ser evaluado también en base a la calidad de vida que produce y a la extensión social del bienestar que difunde, un bienestar que no puede limitarse a sus aspectos materiales. Todo sistema económico legitima su existencia no sólo por el mero crecimiento cuantitativo de los intercambios económicos, sino probando su capacidad de producir desarrollo para todo el hombre y todos los hombres. Bienestar y desarrollo se exigen y se apoyan mutuamente,[20] requiriendo políticas y perspectivas sostenibles más allá del corto plazo.[21]

En este sentido, es deseable que, sobre todo las universidades y las escuelas de economía, en sus programas de estudios, de manera no marginal o accesoria, sino fundamental, proporcionen cursos de capacitación que eduquen a entender la economía y las finanzas a la luz de una visión completa del hombre, no limitada a algunas de sus dimensiones, y de una ética que la exprese. Una gran ayuda, en este sentido, la ofrece la Doctrina social de la Iglesia.

11. Por lo tanto, el bienestar debe evaluarse con criterios mucho más amplios que el producto interno bruto (PIB) de un país, teniendo más bien en cuenta otros parámetros, como la seguridad, la salud, el crecimiento del «capital humano», la calidad de la vida social y del trabajo. Debe buscarse siempre el beneficio, pero nunca a toda costa, ni como referencia única de la acción económica.

Aquí resulta ejemplar la importancia de parámetros que humanicen, de formas culturales y mentalidades en las que la gratuidad – es decir, el descubrimiento y el ejercicio de lo verdadero y lo justo como bienes intrínsecos – se convierta en la norma de medida,[22] y donde ganancia y solidaridad no sean antagónicas. De hecho, allí donde prevalece el egoísmo y los intereses particulares es difícil para el hombre captar esa circularidad fecunda entre ganancia y don, que el pecado tiende a ofuscar y destruir. Por el contrario, en una perspectiva plenamente humana, se establece un círculo virtuoso entre ganancia y solidaridad, el cual, gracias al obrar libre del hombre, puede expandir todas las potencialidades positivas de los mercados.
Un recordatorio siempre actual para reconocer la conveniencia humana de la gratuidad proviene de aquella regla formulada por Jesús en el Evangelio llamada regla de oro, que nos invita a hacer a los demás lo que nos gustaría que nos hicieran a nosotros (cf. Mt 7,12; Lc 6,31).

12. Ninguna actividad económica puede sostenerse por mucho tiempo si no se realiza en un clima de saludable libertad de iniciativa.[23] Es asimismo evidente que la libertad de la que gozan, hoy en día, los agentes económicos, entendida en modo absoluto y separado de su intrínseca referencia a la verdad y al bien, tiende a generar centros de supremacía y a inclinarse hacia formas de oligarquía, que en última instancia perjudican la eficiencia misma del sistema económico.[24]
Desde este punto de vista, cada vez es más fácil ver cómo, ante el creciente y penetrante poder de agentes importantes y grandes redes económicas y financieras, a los actores políticos, a menudo desorientados e impotentes a causa de la supranacionalidad de tales agentes y de la volatilidad del capital manejado por estos, les cuesta responder a su vocación original como servidores del bien común, y pueden incluso convertirse en siervos de intereses extraños a ese bien.[25]
Esto hace hoy más que nunca urgente una alianza renovada entre los agentes econó­micos y políticos en la promoción de todo aquello que es necesario para el completo desarrollo de cada persona humana y de toda la sociedad, conjugando al mismo tiempo las exigencias de la solidaridad y la subsidiariedad.[26]

13. En principio, todas las dotaciones y medios utilizados por los mercados para aumentar su capacidad de asignación, si no están dirigidos contra la dignidad de la persona y tienen en cuenta el bien común, son moralmente admisibles.[27]
Sin embargo, es asimismo evidente que ese potente propulsor de la economía que son los mercados es incapaz de regularse por sí mismo:[28] de hecho, estos no son capaces de generar los fundamentos que les permitan funcionar regularmente (cohesión social, honestidad, confianza, seguridad, leyes…), ni de corregir los efectos externos negativos (diseconomy) para la sociedad humana (desigualdades, asimetrías, degradación ambiental, inseguridad social, fraude…).

14. No es posible, además, más allá del hecho de que muchos de sus operadores están animados individualmente por buenas y correctas intenciones, ignorar que en la actualidad la industria financiera, debido a su omnipresencia y a su inevitable capacidad de condicionar y – en cierto sentido – de dominar la economía real, es un lugar donde los egoísmos y los abusos tienen un potencial sin igual para causar daño a la comunidad.
En este sentido, hay que destacar que en el mundo económico y financiero se dan casos en los cuales algunos de los medios utilizados por los mercados, aunque no sean en sí mismos inaceptables desde un punto de vista ético, constituyen sin embargo casos de inmoralidad próxima, a saber, ocasiones en las cuales con mucha facilidad se generan abusos y fraudes, especialmente en perjuicio de la contraparte en desventaja. Por ejemplo, comercializar algunos productos financieros, en sí mismos lícitos, en situación de asimetría, aprovechando las lagunas informativas o la debilidad contractual de una de las partes, constituye de suyo una violación de la debida honestidad relacional y es una grave infracción desde el punto ético.
Dado que, en la situación actual, la complejidad de muchos productos financieros hace de esa asimetría un elemento intrínseco al sistema – que pone a los compradores en una posición de inferioridad en relación a quienes los comercializan – no pocos piden la superación del principio tradicional del caveat emptor («¡atento, comprador!»). Este principio, según el cual incumbiría ante todo al comprador la responsabilidad de verificar la calidad del bien adquirido, presupone, de hecho, la igualdad en la capacidad de proteger el propio interés por parte de los contrayentes; lo que, de hecho, hoy en día en muchos casos no existe, ya sea por la evidente relación jerárquica que se instaura en algunos tipos de contratos (como entre prestamista y el prestatario), ya sea por la compleja estructuración de muchas ofertas financieras.

15. También el dinero es en sí mismo un instrumento bueno, como muchas cosas de las que el hombre dispone: es un medio a disposición de su libertad, y sirve para ampliar sus posibilidades. Este medio, sin embargo, se puede volver fácilmente contra el hombre. Así también la multiplicidad de instrumentos financieros (financialization) a disposición del mundo empresarial, que permite a las empresas acceder al dinero mediante el ingreso en el mundo de la libre contratación en bolsa, es en sí mismo un hecho positivo. Este fenómeno, sin embargo, implica hoy el riesgo de provocar una mala financiación de la economía, haciendo que la riqueza virtual, concentrándose principalmente en transacciones marcadas por un mero intento especulativo y en negociaciones «de alta frecuencia» (high-frequency trading), atraiga a sí excesivas cantidades de capitales, sustrayéndolas al mismo tiempo a los circuitos virtuosos de la economía real.[29]
Lo que había sido tristemente vaticinado hace más de un siglo, por desgracia, ahora se ha hecho realidad: el rendimiento del capital asecha de cerca y amenaza con suplantar la renta del trabajo, confinado a menudo al margen de los principales intereses del sistema económico. En consecuencia, el trabajo mismo, con su dignidad, no sólo se convierte en una realidad cada vez más en peligro, sino que pierde también su condición de «bien» para el hombre,[30] convirtiéndose en un simple medio de intercambio dentro de relaciones sociales asimétricas.

Precisamente en esa inversión de orden entre medios y fines, en virtud del cual el trabajo, de bien, se convierte en «instrumento» y el dinero, de medio, se convierte en «fin», encuentra terreno fértil esa «cultura del descarte», temeraria y amoral, que ha marginado a grandes masas de población, privándoles de trabajo decente y convirtiéndoles en sujetos «sin horizontes, sin salida»: «Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes»».[31]

16. A tal propósito, cómo no pensar en la función social insustituible del crédito, cuya responsabilidad incumbe principalmente a intermediarios financieros cualificados y fiables. En este contexto, resulta claro que la aplicación de tasas de interés excesivamente altas, que de hecho no son sostenibles por los prestatarios, representa una operación no solo ilegítima bajo el perfil ético sino también disfuncional para la salud del sistema económico. Desde siempre, semejantes prácticas, así como los comportamientos efectivamente usurarios, han sido percibidos por la conciencia humana como inicuos y por el sistema económico como contrarios a su correcto funcionamiento.
Aquí la actividad financiera revela su vocación primaria de servicio a la economía real, llamada a crear valor, por medios moralmente lícitos, y a favorecer una movilización de los capitales para generar una circularidad virtuosa de riqueza.[32] En este sentido, por ejemplo, son muy positivas y deben ser alentadas realidades como el crédito cooperativo, el microcrédito, así como el crédito público al servicio de las familias, las empresas, las comunidades locales y el crédito para la ayuda a los países en desarrollo.
Nunca como en este ámbito, donde el dinero puede manifestar todo su potencial positivo, es tan evidente que no resulta legítimo, desde el punto de vista ético, arriesgar injustificadamente el crédito que deriva de la sociedad civil, utilizándolo con fines principalmente especulativos.

17. Es un fenómeno éticamente inaceptable, no la simple ganancia, sino el aprovecharse de una asimetría en favor propio para generar beneficios significativos a expensas de otros; lucrar explotando la propia posición dominante con desventaja injusta de los demás o enriquecerse creando perjuicio o perturbando el bienestar colectivo.[33]
Esta práctica es particularmente deplorable, desde el punto de vista moral, cuando unos pocos – por ejemplo importantes fondos de inversión – intentan obtener beneficios, mediante una especulación[34] encaminada a provocar disminuciones artificiales de los precios de los títulos de la deuda pública, sin preocuparse de afectar negativamente o agravar la situación económica de países enteros, poniendo en peligro no sólo los proyectos públicos de saneamiento económico sino la misma estabilidad económica de millones de familias, obligando al mismo tiempo a las autoridades gubernamentales a intervenir con grandes cantidades de dinero público, y llegando incluso a determinar artificialmente el funcionamiento adecuado de los sistemas políticos.

La finalidad especulativa, especialmente en el campo económico financiero, amenaza hoy con suplantar a todos los otros objetivos principales en los que se concreta la libertad humana. Este hecho está deteriorando el inmenso patrimonio de valores que hace de nuestra sociedad civil un lugar de coexistencia pacífica, de encuentro, de solidaridad, de reciprocidad regeneradora y de responsabilidad por el bien común. En este contexto, palabras como «eficiencia», «competencia», «liderazgo», «mérito» tienden a ocupar todo el espacio de nuestra cultura civil, asumiendo un significado que acaba empobreciendo la calidad de los intercambios, reducidos a meros coeficientes numéricos.
Esto requiere ante todo que se emprenda una reconquista de lo humano, para reabrir los horizontes a la sobreabundancia de valores, que es la única que permite al hombre encontrarse a sí mismo y construir sociedades que sean acogedoras e inclusivas, donde haya espacio para los más débiles y donde la riqueza se utilice en beneficio de todos. En resumen, lugares donde al hombre le resulte bello vivir y fácil esperar.

III. Algunas puntualizaciones en el contexto actual

18. Para ofrecer orientaciones éticas concretas y específicas a todos los agentes económicos y financieros – quienes lo requieren cada vez más – se tratará ahora de formular algunas puntualizaciones, útiles para un discernimiento que mantenga abiertas las vías hacía aquello que hace al hombre verdaderamente hombre y le ayude a evitar poner en peligro tanto su dignidad como el bien común.[35]

19. El mercado, gracias al progreso de la globalización y la digitalización, puede compararse con un gran organismo, en cuyas venas corren, como linfa vital, inmensas cantidades de capitales. Sirviéndonos de esta analogía, podemos por tanto hablar también de la «salud» del mismo organismo, cuando sus medios y aparatos procuran una buena funcionalidad del sistema, en el cual el crecimiento y la difusión de la riqueza van de consuno. Salud del sistema que depende de la salud de cada una de las acciones realizadas. Con semejante salud del sistema-mercado es más fácil que sean respetados y promovidos también la dignidad del hombre y el bien común.
De modo semejante, cada vez que se introducen y difunden instrumentos económicos y financieros no fiables, que ponen en serio peligro el crecimiento y la difusión de la riqueza, creando puntos críticos y riesgos sistémicos, se puede hablar de una «intoxicación» de ese organismo.
Se entiende así la exigencia, cada vez más advertida, de introducir una certificación de las autoridades públicas para todos los productos que provienen de la innovación financiera, al fin de preservar la salud del sistema y prevenir efectos colaterales negativos. Favorecer la salud y evitar la contaminación, incluso desde el punto de vista económico, es un imperativo moral ineludible para todos los actores comprometidos en los mercados. Esta exigencia demuestra asimismo la urgencia de una coordinación supranacional entre las diferentes arquitecturas de los sistemas financieros locales.[36]

20. Esa salud se nutre de una multiplicidad y diversidad de recursos, que constituye una especie de «biodiversidad» económica y financiera. Esta representa un valor añadido para el sistema económico y debe ser favorecida y salvaguardada mediante adecuadas políticas económico-financieras, al fin de asegurar a los mercados la presencia de una pluralidad de sujetos e instrumentos sanos, con riqueza y diversidad de caracteres; sea en positivo, sosteniendo su acción, sea en negativo, obstaculizando a todos aquellos que deterioran la funcionalidad del sistema que produce y difunde riqueza.
A este respecto, hay que destacar que la cooperación realiza una función singular en la tarea de producir en modo sano valor añadido en los mercados. Una leal e intensa sinergia de los agentes obtiene fácilmente ese valor añadido que busca toda actuación económica.[37]
Cuando el hombre reconoce la solidaridad fundamental que lo liga a todos los demás hombres, percibe que no puede apropiarse de los bienes de que dispone. Cuando se habitúa a la solidaridad, estos bienes son usados no sólo para sus propias necesidades, y así se multiplican, dando a menudo también frutos inesperados para los demás.[38] Aquí se puede notar claramente cómo compartir «no es solo división sino también multiplicación de los bienes, creación de nuevo pan, de nuevos bienes, de nuevo Bien con mayúscula».[39]

21. La experiencia de las últimas décadas ha demostrado con evidencia, por un lado, lo ingenua que es la confianza en una autosuficiencia distributiva de los mercados, independiente de toda ética y, por otro lado, la impelente necesidad de una adecuada regulación, que conjugue al mismo tiempo libertad y tutela de todos los sujetos que en ella operan en régimen de una sana y correcta interacción, especialmente de los más vulnerables. En este sentido, los poderes políticos y económico-financieros deben siempre mantenerse distintos y autónomos y al mismo tiempo orientarse, más allá de todas complicidad nociva, a la realización de un bien que es tendencialmente común y no reservado a pocos sujetos privilegiados.[40]
Esa regulación se hace aún más necesaria ya sea por la constatación de que entre los principales motivos de la reciente crisis económica se hallan también conductas inmorales de representantes de mundo financiero, ya sea por el hecho de que la dimensión supranacional del sistema económico permite burlar fácilmente las reglas establecidas por los distintos países. Además, la extrema volatilidad y movilidad de los capitales comprometidos en el mundo financiero permite a quien dispone de ellos operar fácilmente más allá de toda norma que no sea la de un beneficio inmediato, chantajeando a menudo desde una posición de fuerza también al poder político de turno.

Queda claro, por tanto, que los mercados necesitan orientaciones sólidas y robustas, tanto macroprudenciales como normativas, lo más participadas y uniformes que sea posible; así como reglas, que hay que actualizar continuamente, porque la realidad misma de los mercados está en continuo movimiento. Estas orientaciones deben garantizar un serio control de la fiabilidad y la calidad de todos los productos económicos y financieros, especialmente los más estructurados. Y cuando la velocidad de los procesos de innovación produce excesivos riesgos sistémicos, es preciso que los operadores económicos acepten los vínculos y frenos que exige el bien común, sin tratar de burlarlos o disminuirlos.
En tal sentido, teniendo presente la actual globalización del sistema financiero, es importante mantener una coordinación estable, clara y eficaz entre las diversas autoridades nacionales de regulación de los mercados, con la posibilidad, y a veces incluso la necesidad, de compartir con prontitud decisiones vinculantes cuando lo exija el riesgo para el bien común. Esas autoridades de regulación deben ser siempre independientes y estar vinculadas a las exigencias de la equidad y del bien común. La dificultades comprensibles, en este sentido, no deben desalentar la búsqueda y actuación de estos sistemas normativos, que deben ser concertados entre los países y cuyo alcance debe ser igualmente supranacional.[41]
Las reglas deben favorecer una completa trasparencia de lo que se negocia, para eliminar toda forma de injusta desigualdad, garantizando lo más posible un equilibrio en los intercambios. Especialmente teniendo en cuenta que la concentración asimétrica de informaciones y poder tiende a reforzar a los sujetos económicos más fuertes, creando hegemonías capaces de influenciar unilateralmente no sólo los mercados sino incluso los mismos sistemas políticos y normativos. Por lo demás, allí donde se ha practicado una desregulación masiva se ha puesto en evidencia que los espacios de vacío normativo e institucional constituyen espacios favorables, no sólo para el riesgo moral y la malversación, sino también para la aparición de exuberancias irracionales de los mercados – a las que siguen burbujas especulativas y luego repentinos colapsos ruinosos – y de crisis sistémicas.[42]

22. Una gran ayuda para evitar crisis sistémicas sería establecer, para los intermediarios bancarios de crédito, una clara definición y la separación de la gestión de cartera de créditos comerciales y aquel destinado a la inversión o a la negociación de cartera propia.[43] Todo esto para evitar, lo más posible, situaciones de inestabilidad financiera.
La salud del sistema financiero exige además la mayor cantidad de información posible, para que cada sujeto pueda tutelar en plena y consciente libertad sus intereses: es importante, en efecto, saber si los propios capitales son usados con fines especulativos o no, así como conocer claramente el grado de riesgo y la congruencia del precio de los productos financieros que se subscriben. Sobre todo considerando que el ahorro, especialmente el familiar, es un bien público que hay que tutelar y que trata siempre de excluir el riesgo. El mismo ahorro, cuando se pone en manos expertas de asesores financieros, tiene que ser bien administrado y no simplemente gestionado.
Entre los comportamientos moralmente criticables en la gestión del ahorro por parte de los asesores financieros cabe señalar: los excesivos movimientos del portafolio de títulos, con el propósito principal de incrementar los ingresos generados por las comisiones del intermediario; la desaparición de la imparcialidad debida en la oferta de instrumentos de ahorro, con la complicidad de algunos bancos, allí donde los productos de otros sujetos se ajustarían mejores a las necesidades del cliente; la falta de diligencia adecuada o incluso negligencia dolosa por parte de los consultores, respecto a la protección de los intereses de portafolio de sus clientes; la concesión de préstamos por parte de un intermediario bancario, subordinada a la simultánea subscripción de otros productos financieros quizás no favorables al cliente.

23. Toda empresa es una importante red de relaciones y, a su manera, representa un verdadero cuerpo social intermedio, con su propia cultura y praxis. Estas, mientras determinan la organización interna de la empresa, afectan también al tejido social en el que ella opera. Precisamente a este nivel, la Iglesia recuerda la importancia de una responsabilidad social de la empresa[44], que se explicita ad extra y ad intra de la misma.
En este sentido, donde el mero beneficio se sitúa en la cima de la cultura de una empresa financiera, ignorando las simultáneas necesidades del bien común – cosa que hoy se señala como un hecho generalizado incluso en prestigiosas escuelas de negocios (business schools) –, toda instancia ética viene de hecho percibida como extrínseca y yuxtapuesta a la acción empresarial. Esto resulta mucho más acentuado por el hecho de que, en tal lógica organizativa, aquellos que no se adecuan a los objetivos empresariales de este tipo, son penalizados tanto a nivel retributivo como de reconocimiento profesional. En estos casos, la finalidad del mero lucro crea fácilmente una lógica perversa y selectiva, que a menudo favorece el ascenso a la cima empresarial de sujetos capaces pero codiciosos y sin escrúpulos, cuya acción social es impulsada principalmente por una ganancia personal egoísta.

Además, esta lógica obliga con frecuencia a la administración a actuar políticas eco­nómicas encaminadas, no a impulsar la salud económica de las empresas a las que ser­vían, sino a incrementar solo los beneficios de los accionistas (shareholders), perjudicando así los intereses legítimos de todos aquellos que, con su trabajo y servicio, operan en beneficio de la misma empresa, así como a los consumidores y a las varias comunidades locales (stakeholders). Y todo ello, a menudo, estimulado por enormes remuneraciones proporcionales a los resultados inmediatos de la gestión (por lo demás no equilibradas con equivalentes penalizaciones en caso de fracaso de los objetivos), que, si bien a corto plazo aseguran grandes ganancias a los directivos y accionistas, terminan por pro­piciar la aceptación de riesgos excesivos y dejar a las empresas debilitadas y empobrecidas de las energías económicas que les habrían asegurado perspectivas adecuadas de futuro.
Todo esto fácilmente genera y difunde una cultura profundamente amoral – en la que con frecuencia no se duda en cometer un delito, cuando los beneficios esperados superan las sanciones previstas – y contamina seriamente la salud de cualquier sistema económico-social, poniendo en peligro su funcionalidad y dañando gravemente la realización efectiva del bien común, sobre el cual se fundan necesariamente todas las formas de socialización.

Por lo tanto, es urgente una autocrítica sincera a este respecto, así como una inversión de tendencia, favoreciendo en cambio una cultura empresarial y financiera que tenga en cuenta todos aquellos factores que constituyen el bien común. Esto significa, por ejemplo, que hay que colocar claramente a la persona y la calidad de las relaciones interpersonales en el centro de la cultura empresarial, , de modo que cada empresa practique una forma de responsabilidad social que no sea meramente marginal u ocasional, sino que anime desde dentro todas sus acciones, orientándola socialmente.
Precisamente aquí, la circularidad natural que existe entre el beneficio – factor intrínsecamente necesario en todo sistema económico – y la responsabilidad social – elemento esencial para la supervivencia de toda forma de convivencia civil – está llamada a revelar toda su fecundidad, mostrando el vínculo indisoluble, que el pecado tiende a ocultar, entre una ética respetuosa de las personas y del bien común, y la funcionalidad real de todo sistema económico-financiero. Esta circularidad virtuosa es favorecida, por ejemplo, por la búsqueda de la reducción del riesgo de conflicto con los stakeholder, como asimismo por el fomento de una mayor motivación intrínseca de los empleados en una empresa.
Aquí la creación de valor añadido, que es el propósito primordial del sistema eco­nómico-financiero, debe demostrar en última instancia su viabilidad dentro de un sistema ético sólido, precisamente porque se basa en una búsqueda sincera del bien común. Sólo del reconocimiento y potenciación del vínculo intrínseco que existe entre razón eco­nómica y razón ética puede emanar un bien que sea para todos los hombres.[45] Dado que también el mercado, para funcionar bien, necesita presupuestos antropológicos y éticos, que por sí solo no es capaz de producir.

24. Si bien, por un lado, el mérito crediticio exige una actividad de selección atenta, para identificar beneficiarios realmente dignos, capaces de innovar y evitar colusiones insanas, por otro lado los bancos, para poder soportar adecuadamente los riesgos afrontados, deben disponer de convenientes dotaciones de activos, de modo que una eventual socialización de las pérdidas sea lo más limitada posible y recaiga sobre todo en aquellos que han sido realmente responsables.
Ciertamente, la gestión delicada del ahorro, además de la debida regulación jurídica, requiere también paradigmas culturales adecuados, junto con la práctica de una revisión cuidadosa, sin excluir el punto de vista ético, de la relación entre banco y cliente, y una supervisión continua de la legitimidad de todas las operaciones que le conciernen.
Una propuesta interesante para moverse en esa dirección y que habría que experimentar, sería establecer Comités éticos, dentro de los bancos, para apoyar a los Consejos de Administración. Todo ello para ayudar a los bancos, no sólo a preservar sus balances de las consecuencias de sufrimientos y pérdidas y a mantener una coherencia efectiva entre la misión fiduciaria y la praxis financiera, sino también a apoyar adecuadamente la economía real.

25. La creación de títulos de crédito de alto riesgo – que operan de hecho una especie de creación ficticia de valor, sin un adecuado quality control ni una correcta evaluación del crédito – puede enriquecer a quienes hacen de intermediarios, pero crean fácilmente insolvencia en perjuicio de aquellos que los deben cobrar; esto es tanto aún más cierto si el peso de la criticidad de estos títulos, por parte del instituto que los emite, se descarga en el mercado en el que se difunden y propagan (por ejemplo, la titulación de hipotecas subprime), generando intoxicación en amplios sectores y dificultades potencialmente sistémicas. Esta contaminación de los mercados contradice la necesaria salud del sistema económico-financiero, y es inaceptable desde el punto de vista de una ética respetuosa del bien común.
Cada título de crédito debe corresponder a un valor orientativamente real y no sólo presumible y difícilmente cotejable. En tal sentido, es cada vez más urgente una regulación y evaluación pública super partes del comportamiento de las agencias de rating del crédito, con instrumentos jurídicos que permitan, por un lado, sancionar las acciones distorsionadas y, por otro, impedir la creación de situaciones de oligopolio peligroso por parte de algunas de ellas. Esto es particularmente cierto en caso de productos del sistema de intermediación crediticia en los que la responsabilidad del crédito concedido es descargada por el prestamista original sobre quienes lo relevan.

26. Algunos productos financieros, incluidos los llamados «derivados», se crearon para garantizar un seguro contra riesgos inherentes a determinadas operaciones, incluyendo a menudo una apuesta hecha sobre la base del valor presuntamente atribuido a dichos riesgos. Subyacentes a estos instrumentos financieros están los contratos en los que las partes todavía pueden evaluar razonablemente el riesgo fundamental contra los cuales se pretende asegurarse.
Sin embargo, para algunos tipos de derivados (en particular, las llamadas titulizaciones o securitizations), se ha observado que a partir de las estructuras originarias y vinculadas a inversiones financiarías individuales se construían estructuras cada vez más complejas (titulizaciones de titulizaciones), en las cuales es cada vez más difícil – en realidad, prácticamente imposible después de varias de estas transacciones – establecer en modo razonable y ecuo su valor fundamental. Esto significa que cada paso en la compraventa de estos títulos, más allá de la voluntad de las partes, opera de hecho una distorsión del valor efectivo del riesgo que el instrumento debería proteger. Todo ello ha favorecido el surgimiento de burbujas especulativas, que han sido importantes concausas de la reciente crisis financiera.

Es evidente que la improvisa aleatoriedad de estos productos – el desvanecimiento creciente de la transparencia de lo que aseguran – que, en la operación original no es percibida, los hace cada vez menos aceptables desde el punto de vista de una ética respetuosa de la verdad y del bien común, ya que los transforma en una especie de bombas de relojería, listas para explotar antes o después, esparciendo su falta de fiabilidad eco­nómica e intoxicando los mercados. Hay aquí una carencia ética, que se vuelve más grave a medida que estos productos se negocian en los llamados mercados extrabursátiles (over the counter) – expuestos al azar, cuando no al fraude, más que los mercados regulados – y sustraen linfa vital e inversiones a la econo­mía real.
Una valoración ética semejante se puede hacer también con respecto a los usos de los credit default swap (CDS: permuta de incumplimiento crediticio; esto es, contratos particulares aseguradores del riesgo de quiebra), que permiten apostar sobre el riesgo de quiebra de un tercero, también a aquellos que no han asumido en precedencia un riesgo de crédito, e incluso repetir tales transacciones en el mismo evento, lo cual no es de ninguna manera permitido por las normales pólizas de seguros.
El mercado de CDS, en vísperas de la crisis económica de 2007, era tan imponente que representaba aproximadamente el equivalente del PIB mundial. El difundirse sin límites adecuados de este tipo de contratos ha favorecido el crecimiento de una finanza de riesgo y de apuestas sobre la quiebra de terceros, lo que resulta inaceptable desde el punto de visto ético.
De hecho, la operatividad de compra de esos instrumentos por parte de aquellos que no han asumido aún riesgo alguno de crédito es un caso singular en el que individuos comienzan a interesarse por la quiebra de otras entidades económicas e incluso pueden verse tentados a operar en este sentido.
Es evidente que esta posibilidad, mientras, por una parte, constituye un hecho particularmente reprobable desde el punto de vista moral, ya que quien así actúa lo hace en pos de una especie de «canibalismo» económico, por otra parte, socava la necesaria confianza básica, sin la cual el circuito económico terminaría bloqueando. También en este caso, podemos notar cómo un evento negativo desde el punto de vista ético, se convierte en perjudicial para la sana funcionalidad de sistema económico.
Cabe señalar, finalmente, que cuando de semejantes apuestas pueden derivar grandes daños a países enteros y a millones de familias, nos enfrentamos a acciones sumamente inmorales, y resulta por ello conveniente ampliar las prohibiciones, ya existentes en algunos países, para este tipo de operaciones, castigando con la máxima severidad tales infracciones.

27. En un punto neurálgico del dinamismo de los mercados financieros se encuentran tanto la fijación (fixing) de la tasa de interés relativa a los préstamos interbancarios (LIBOR), cuya cuantificación sirve como tasa-guía de interés del mercado monetario, como las tasas de cambio oficiales de las distintas divisas, aplicadas por los bancos.
Estos son parámetros importantes, que tienen un impacto significativo en todo el sistema económico-financiero, ya que afectan a las grandes transferencias diarias de efectivo entre las partes que suscriben contratos basados precisamente en la cuantificación de dichas tasas. La manipulación de esta constituye por lo tanto un caso de grave violación ética, con consecuencias de amplio alcance.

El hecho de que esto haya podido suceder impunemente durante muchos años demuestra lo frágil y expuesto al fraude que es un sistema financiero que no esté suficientemente controlado por normas y se halle desprovisto de sanciones proporcionadas a las violaciones en las que incurren sus actores. En este contexto, la creación de verdaderos «carteles» de connivencia entre los sujetos responsables de la correcta fijación del nivel de esas tasas constituye un caso de asociación para delinquir particularmente perjudicial para el bien común, que inflige una peligrosa herida a la salud del sistema económico y que hay que sancionar con penas adecuadas que disuadan de su reiteración.

28. Hoy en día, los principales actores del mundo financiero, y en especial los bancos, deben contar con órganos internos que garanticen el adecuado control de conformidad (compliance), o autocontrol de la legitimidad de los principales pasos del proceso de decisión y de los productos más importantes ofrecidos por la empresa. Sin embargo, cabe señalar que, al menos hasta un pasado muy reciente, la práctica del sistema económico-finan­ciero se basa en gran parte en un juicio puramente negativo del control de conformidad, es decir, sobre un respeto meramente formal de los límites establecidos por las leyes vigentes. Desafortunadamente, de esto también deriva la frecuencia de una praxis de hecho elusiva de los controles normativos, es decir, de acciones destinadas a zafarse de los principios normativos vigentes, cuidándose bien, empero, de no contradecir explícitamente las normas que los expresan, para evitar sanciones.
Para evitar todo ello, es necesario que el control de conformidad entre en lo específico de las diferentes transacciones también en positivo, verificando su cumplimiento efectivo de los principios que informan la normativa vigente. La práctica de esta modalidad de control quedaría facilitada, según el parecer de muchos, si se establecieran Comités éticos, que funcionasen junto a los Consejos de Administración y constituyeran el interlocutor natural de quienes deben garantizar, en el correcto operar de los bancos, la conformidad entre los comportamientos y las razones de las normas vigentes.
A tal fin, dentro de las empresas habría que disponer líneas guía, que permitan facilitar este juicio de conformidad, de modo que sea posible discernir cuáles de las transacciones técnicamente viables en el aspecto jurídico, son de hecho, legítimas y viables desde el punto de vista ético (cuestión muy relevante, por ejemplo, para las prácticas de elusión fiscal). El objetivo es pasar de un respeto formal a un respeto sustancial de las reglas.
Además, es deseable que también en el sistema normativo que regula el mundo financiero haya una cláusula general que declare ilegítimos, con la consiguiente responsabilidad patrimonial de todos los sujetos imputables, aquellos actos cuyo propósito sea principalmente la elusión de la normativa vigente.

29. Ya no es posible ignorar fenómenos como la expansión en el mundo de los sistemas bancarios paralelos (shadow banking system), los cuales, si bien incluyen dentro de sí también tipologías de intermediarios cuya operatividad no parece crítica a primera vista, han determinado de hecho una pérdida de control sobre el sistema por parte de diversas autoridades de vigilancia nacionales, favoreciendo de forma imprudente el uso de la llamada financiación creativa, en la cual la principal razón para invertir recursos financieros es predominantemente especulativa, cuando no depredadora, y no un servicio a la economía real. Por ejemplo, muchos coinciden en afirmar que la existencia de estos sistemas «sombra» es una de las principales concausas que han llevado al desarrollo y la difusión global de la reciente crisis económico-financiera que comenzó en los EE.UU. con la de las hipotecas subprime en el verano de 2007.

30. De esta intención especulativa se nutre además el mundo de las finanzas offshore, que, aunque también ofrece otros servicios legales, a través de los ampliamente difusos canales de elusión fiscal – la evasión y el lavado de dinero sucio – constituye otra razón de empobrecimiento del sistema normal de producción y distribución de bienes y servicios. Es difícil discernir si muchas de estas situaciones dan lugar a casos de inmoralidad próxima o inmediata: es ciertamente evidente que tales realidades, donde substraen injustamente linfa vital a la economía real, difícilmente pueden encontrar una justificación, ya sea desde el punto de vista ético, ya sea en términos de la eficiencia global del mismo sistema económico.
Más aún, cada vez resulta más claro que existe un grado de correlación apreciable entre el comportamiento no ético de los operadores y la quiebra del sistema en su conjunto: es ya innegable que las deficiencias éticas exacerban las imperfecciones de los mecanismos del mercado[46].

En la segunda mitad del siglo pasado, nació el mercado offshore de los euro-dólares, lugar financiero de intercambio fuera de cualquier marco normativo oficial. Mercado que desde un importante país europeo se ha extendido a otros países alrededor del mundo, creando una verdadera red financiera, alternativa al sistema financiero oficial, jurisdicciones que la protegían.
A este respecto, cabe señalar que, si bien la razón formal para legitimar la presencia de sedes offshore es la de evitar que los inversores institucionales sufran una doble tasación, primero en su país de residencia y luego en el país en el que están domiciliados los fondos, de hecho, estos lugares se han convertido hoy en día, en ocasión de operaciones financieras a menudo al límite de la legalidad, cuando no se «pasan de la raya», tanto desde el punto de vista de su legalidad normativa, como desde el punto de vista ético, es decir, de una cultura económica sana y libre del mero propósito de elusión fiscal.
En la actualidad, más de la mitad del comercio mundial es llevada a cabo por grandes sujetos, que reducen drásticamente su carga fiscal transfiriendo los ingresos de un lugar a otro, dependiendo de lo que les convenga, transfiriendo los beneficios a los paraísos fiscales y los costos a los países con altos impuestos. Está claro que esto ha restado recursos decisivos a la economía real, y ha contribuido a la creación de sistemas económicos basados en la desigualdad. Por otra parte, no es posible ignorar que esas sedes offshore se han convertido en lugares de lavado de dinero «sucio», es decir, fruto de ganancias ilícitas (robo, fraude, corrupción, asociación criminal, mafia, botín de guerra…).

Así, al disimular el hecho de que las operaciones offshore no se llevaban a cabo en sus plazas financieras oficiales, algunos Estados han permitido que se sacara provecho incluso de delitos, sintiéndose no responsables porque no se realizaban formalmente bajo su jurisdicción. Esto representa, desde un punto de vista moral, una forma obvia de hipocresía.
En poco tiempo, este mercado se ha convertido en el lugar de mayor tránsito de capitales, ya que su configuración representa una manera fácil de realizar diferentes e importantes formas de elusión fiscal. Se entiende entonces que la domiciliación offshore de muchas empresas importantes que participan en el mercado sea muy deseada y practicada.

31. Ciertamente, el sistema fiscal de los Estados no siempre parece justo; a este respecto, cabe señalar que tal injusticia a menudo es en perjuicio de los sectores económicos más débiles y en ventaja de los más equipados y capaces de influir incluso en los sistemas normativos que regulan los mismos tributos. De hecho, la imposición tributaria, cuando es justa, desempeña una fundamental función equitativa y redistributiva de la riqueza, no sólo en favor de quienes necesitan subsidios apropiados, sino también en el apoyo a la inversión y el crecimiento de la economía real.
En cualquier caso, es precisamente la elusión fiscal de los principales actores que se mueven en los mercados, especialmente los grandes intermediarios financieros, lo que representa una abominable sustracción de recursos a la economía real y un daño para toda la sociedad civil. Dada la falta de transparencia de esos sistemas es difícil determinar con precisión la cantidad de capital que pasa a través de ellos; sin embargo, se ha calculado que bastaría un impuesto mínimo sobre las transacciones offshore para resolver gran parte del problema del hambre en el mundo: ¿por qué no hacerlo con valentía?
Además, se ha demostrado que la existencia de sedes offshore favorece asimismo enormes salidas de capital de muchos países de bajos ingresos, generando numerosas crisis políticas y económicas e impidiendo a los mismos embarcarse finalmente en el camino del crecimiento y del desarrollo saludable.

A este propósito, hay que señalar que diversas instituciones internacionales han denunciado reiteradamente todo esto, y no pocos gobiernos nacionales han tratado justamente de limitar el alcance de las plazas financieras offshore. Ha habido muchos esfuerzos positivos en este sentido, especialmente en los últimos diez años. Sin embargo, todavía no ha sido posible imponer acuerdos y normativas adecuadamente eficaces en tal sentido; los esquemas normativos propuestos en esta área también por prestigiosas organizaciones internacionales han quedado frecuentemente sin aplicación o han resultado ineficaces, debido a la poderosa influencia que estas plazas pueden ejercer, a causa del gran capital del que disponen frente a tantos poderes políticos.
Todo lo cual, al mismo tiempo que constituye un grave perjuicio al buen funcionamiento de la economía real, representa una estructura que, tal como está configurada actualmente, resulta totalmente inaceptable desde el punto de vista ético. Es, por lo tanto, necesario y urgente que, a nivel internacional, se apliquen los remedios apropiados a estos sistemas inicuos; en primer lugar, practicando a todos los niveles la transparencia financiera (por ejemplo, con la obligación de rendición de cuentas, para las empresas multinacionales, de sus respectivas actividades e impuestos pagados en cada país donde operan a través de sus filiales); y también con sanciones incisivas impuestas a los países que reiteren las prácticas deshonestas (evasión y elusión de impuestos, lavado de dinero sucio) mencionadas anteriormente.

32. Especialmente en los países con economías menos desarrolladas, el sistema offshore ha empeorado la deuda pública. Se ha observado, en efecto, que la riqueza privada acumulada en los paraísos fiscales por algunas élites ha casi igualado la deuda pública de sus respectivos países. Esto evidencia asimismo que, de hecho, en el origen de esa deuda a menudo están los pasivos económicos generados por privados y luego descargados sobre los hombros del sistema público. Entre otras cosas, es bien sabido que importantes sujetos económicos tienden a buscar la socialización de las pérdidas, frecuentemente, con la connivencia de los políticos.

Sin embargo, es oportuno señalar que la deuda pública se genera, a menudo, también por una gestión imprudente – cuando no dolosa – del sistema de administración pública. Esta deuda, es decir, el conjunto de pasivos financieros que pesan sobre los Estados, representa hoy uno de los mayores obstáculos para el buen funcionamiento y crecimiento de las distintas economías nacionales. Numerosas economías nacionales se ven de hecho agobiadas por el pago de los intereses que provienen de esa deuda y, por lo tanto, se ven en la necesidad de hacer ajustes estructurales con ese fin.
Ante esto, por un lado, los Estados están llamados a revertir la situación con una adecuada gestión del sistema público, mediante sabias reformas estructurales, una sensata repartición de los gastos e inversiones prudentes; por otro lado, a nivel internacional, aún poniendo a cada país frente a sus ineludibles responsabilidades, es necesario igualmente permitir y alentar razonables vías de salida de la espiral de la deuda, no poniendo sobre los hombros de los Estados – y por tanto sobre los de sus conciudadanos, es decir, de millones de familias – cargas que de hecho son insostenibles.
Todo ello asimismo a través de políticas de reducción razonable y acordada de la deuda pública, especialmente cuando los acreedores son sujetos de tal consistencia económica que les permite ofrecerla.[47] Estas soluciones se requieren tanto para la salud del sistema económico internacional, con el fin de evitar el contagio de crisis potencialmente sistémicas, cuanto para la búsqueda del bien común de los pueblos en su conjunto.

33. Todo lo dicho hasta ahora no afecta solo a entidades fuera de nuestro control, sino que cae también dentro de la esfera de nuestra responsabilidad. Esto significa que tenemos a nuestra disposición herramientas importantes para contribuir a resolver muchos problemas. Por ejemplo, los mercados viven gracias a la demanda y a la oferta de bienes; en este sentido, cada uno de nosotros puede influir en modo decisivo, al menos, en la configuración de esa demanda.
Por lo tanto, es importante un ejercicio crítico y responsable del consumo y del ahorro. Hacer la compra, acción cotidiana con la que nos dotamos de lo necesario para vivir, implica también una selección entre los diversos productos que ofrece el mercado. Es una opción que a menudo realizamos de manera inconsciente, comprando bienes cuya producción se realiza, por ejemplo, a través de cadenas productivas donde es normal la violación de los más elementales derechos humanos o gracias a empresas cuya ética, de hecho, no conoce otros intereses sino los de la ganancia de sus accionistas a cualquier costo.
Es necesario seleccionar aquellos bienes de consumo detrás de los cuales hay un proceso éticamente digno, ya que incluso a través del gesto, aparentemente banal, del consumo expresamos con los hechos una ética, y estamos llamados a tomar partido ante lo que beneficia o daña al hombre concreto. Alguien ha hablado, en este sentido, de «votar con la cartera»: se trata, en efecto, de votar diariamente en el mercado a favor de lo que ayuda al verdadero bienestar de todos nosotros y rechazar lo que lo perjudica.[48]

Las mismas reflexiones deben hacerse en relación a la gestión de los propios ahorros, dirigiéndolos, por ejemplo, hacia aquellas empresas que operan con criterios claros, inspirados en una ética respetuosa del hombre entero y de todos los hombres y en un horizonte de responsabilidad social.[49] Y, más en general, cada uno está llamado a cultivar prácticas de producción de riqueza que sean congruentes con nuestra índole relacional y tendentes al desarrollo integral de la persona

IV. Conclusión

34. Frente a la inmensidad y omnipresencia de los actuales sistemas económico-finan­cieros, nos podemos sentir tentados a resignarnos al cinismo y a pensar que, con nuestras pobres fuerzas, no podemos hacer mucho. En realidad, cada uno de nosotros puede hacer mucho, especialmente si no se queda solo.
Muchas asociaciones con origen en de la sociedad civil son, en este sentido, una reserva de conciencia y responsabilidad social, de la que no podemos prescindir. Hoy más que nunca, todos estamos llamados a vigilar como centinelas de la vida buena y a hacernos intérpretes de un nuevo protagonismo social, basando nuestra acción en la búsqueda del bien común y fundándola sobre sólidos principios de solidaridad y subsidiariedad.

Cada gesto de nuestra libertad, aunque pueda parecer frágil e insignificante, si orienta realmente al auténtico bien, se apoya en Aquel que es Señor bueno de la historia, y se convierte en parte de una positividad, que va más allá de nuestras pobres fuerzas, uniendo indisolublemente todos los actos de buena voluntad en una red que une el cielo con la tierra, verdadero instrumento de humanización del hombre y del mundo. Esto es lo que necesitamos para vivir bien y nutrir una esperanza que esté a la altura de nuestra dignidad de personas humanas.
La Iglesia, Madre y Maestra, consciente de haber recibido en don un inmerecido depósito, ofrece a los hombres y las mujeres de todos los tiempos los recursos para una esperanza fiable. María, Madre del Dios hecho hombre por nosotros, tome de la mano nuestros corazones y los guíe en la sabia construcción de aquel bien que su Hijo Jesús, a través de su humanidad hecha nueva por el Espíritu Santo, ha venido a inaugurar para la salvación del mundo.
El Sumo Pontífice Francisco, en la audiencia concedida al Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha aprobado las presentes Consideraciones, decididas en la Sesión Ordinaria de este Dicasterio y ha ordenado su publicación.
Dado en Roma el 6 de enero de 2018, Solemnidad de la Epifanía del Señor.
+ Luis F. Ladaria, S.I.
Arzobispo titular de Thibica
Prefecto de la Congregación
Para la Doctrina de la Fe
Peter Card. Turkson
Prefecto del Dicasterio para el Servicio
del Desarrollo Humano Integral
+ Giacomo Morandi
Arzobispo titular de Cerveteri
Secretario de la Congregación
para la Doctrina de la Fe
Bruno Marie Duffé
Secretario del Dicasterio para el Servicio
del Desarrollo Humano Integral

Notas:
[1] Concilio Ecuménico Vaticano II, Const. dogm. Lumen gentium, n. 48.
[2] Cf. Ibíd., n. 5.
[3] Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 231: AAS 107 (2015), 937.
[4] Cf. Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate (29 de junio de 2009), n. 59: AAS 101 (2009), 694.
[5] Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Fides et ratio (14 de septiembre de 1998), n. 98: AAS 91 (1999), 81.
[6] Cf. Comisión Teológica Internacional, En busca de una ética universal: nueva mirada sobre la ley natural (2009), n. 87, Ciudad del Vaticano 2009, 86
[7] Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 189: AAS 107 (2015), 922.
[8] Id., Exhort. apost. Evangelii gaudium (24 de noviembre de 2013), n. 178: AAS 105 (2013), 1094.
[9] Cf. Pontificio Consejo «Justicia y Paz», Por una reforma del sistema financiero y monetario internacional en la perspectiva de una autoridad pública con competencia universal (24 de octubre de 2011), n. 1: www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/justpeace/documents/rc_pc_justpeace_doc_20111024 _nota_it.html
[10] Cf. Francesco, Carta enc. Lautado si’, n. 189: AAS 107 (2015), 922.
[11] Id., Exhort. ap. Evangelii gaudium ( 24 novembre 2013), n. 53: AAS 105 (2013), 1042.
[12] Ibid., n. 58: AAS 105 (2013), 1042.
[13] Cf. Concilio EcuménicoVaticano II, Decl. Dignitatis humanae, n. 14.
[14] Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate (29 de junio de 2009), n. 45: AAS 101 (2009), 681.
[15] Cf. Ibíd., n. 74: AAS 101 (2009), 705.
[16] Cf. Francisco, Discurso al Parlamento Europeo (25 de noviembre de 2014), Estrasburgo: AAS 106 (2014) 997-998.
[17] Cf. Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate, n. 37: AAS 101 (2009), 672.
[18] Cf. Ibíd., n. 55: AAS 101 (2009), 690.
[19] Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Sollecitudo rei socialis (30 de diciembre de 1987), n. 42: AAS 80 (1988), 772.
[20] Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1908.
[21] Cf. Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 13: AAS 107 (2015), 852; Exhort. apost. Amoris laetitia (19 de marzo de 2016), n. 44: AAS 108 (2016), 327.
[22] Cf. Por ej. el lema ora et labora, que recuerda la Regla de San Benedicto de Nursia: en su simplicidad indica que la oración, especialmente la litúrgica, al abrirnos a la relación con Dios que en Jesucristo y en su Espíritu se manifiesta como Bien y Verdad, ofrece de esta manera también la forma adecuada y la manera de construir un mundo mejor y más real, es decir, más humano.
[23] Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus (1 de mayo de 1991), nn. 17, 24, 42: AAS 83 (1991), 814, 821, 845.
[24] Cf. Pío XI, Carta enc. Quadragesimo anno (15 de mayo de 1931), n. 105: AAS 23 (1931), 210; Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio (26 de marzo de 1967), n. 9: AAS 59 (1967), 261; Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 203: AAS 107 (2015), 927.
[25] Cf. Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 175: AAS 107 (2015), 916. Sobre el vínculo necesario entre economía y política, cf. Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate, n. 36: AAS 101 (2009), 671: «La actividad económica no puede resolver todos los problemas sociales ampliando sin más la lógica mercantil. Debe estar ordenada a la consecución del bien común, que es responsabilidad sobre todo de la comunidad política. Por tanto, se debe tener presente que separar la gestión económica, a la que correspondería únicamente producir riqueza, de la acción política, que tendría el papel de conseguir la justicia mediante la redistribución, es causa de graves desequilibrios».
[26] Cf. Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate, n. 58: AAS (2009), 693.
[27] Cf. Concilio Ecuménico Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, n. 64.
[28] Cf. Pío XI, Carta enc. Quadragesimo anno, n. 89: AAS 23 (1931), 206; Benedicto XVI, Caritas in veritate, n. 35: AAS 101 (2009), 670; Francisco, Exhort. ap. Evangelii gaudium, n. 204: AAS 105 (2013), 1105.
[29] Cf. Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 109: AAS 107 (2015), 891.
[30] Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens (14 de septiembre de 1981), n. 9: AAS 73 (1981), 598.
[31] Francisco, Exhort. ap. Evangelii gaudium, n. 53: AAS 105 (2013), 1042.
[32] Cf. Pontificio Consejo «Justicia y Paz», Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, n. 369.
[33] Cf. Pío XI, Carta enc. Quadragesimo anno, n. 132: AAS 23 (1931), 219; Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, n. 24: AAS 59 (1967), 269.
[34] Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2409.
[35] Cf. Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, n. 13: AAS 59 (1967), 263. Algunas indicaciones importantes han sido ofrecidas al respecto (cf. Pontificio Consejo «Justicia y Paz», Nota Por una reforma del sistema financiero y monetario internacional en la prospectiva de una Autoridad pública con competencia universal, n. 4): «Hay que proseguir en la línea del discernimiento, para favorecer una desarrollo positivo del sistema económico – financie y contribuir a eliminar las estructuras de injusticia que le limitan las potencialidades benéficas».
[36] Cf. Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 198: AAS 107 (2015), 925.
[37] Cf. Pontificio Consejo «Justicia y Paz», Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, n. 343.
[38] Cf. Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate, n. 35: AAS 101 (2009), 670.
[39] Francisco, Discurso a los participantes en la reunión de «Economía de Comunión», organizado por el movimiento de los Focolares (4 de febrero de 2017): L’Osservatore Romano, 5 de febrero de 2017, 8.
[40] Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Sollecitudo rei socialis, n. 28 AAS 80 (1988),548.
[41] Cf. Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate, n. 67: AAS 101 (2009), 700.
[42] Cf. Pontificio Consejo «Justicia y Paz», Nota Por una reforma del sistema financiero y monetario internacional en la prospectiva de una Autoridad pública con competencia universal, n. 1: L’Osservatore Romano, 24-25 de octubre de 2011, 6.
[43] Cf. Ibíd., n. 4: : L’Osservatore Romano, 24-25 de octubre de 2011, 7.
[44] Cf. Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate, n. 45: AAS 101 (2009), 681; Francesco, Mensaje para Celebración de la 47ª Jornada mundial de la Paz (1 de enero de 2015), n. 5: AAS 107 (2015), 66.
[45] Cf. Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate, n. 45: AAS 101 (2009), 671.
[46] Cf. Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 189: AAS 107 (2015), 922.
[47] Cf. Benedicto XVI, Discurso al Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede (8 de enero de 2007): AAS 99 (2007), 73.
[48] Cf. Id., Carta enc. Caritas in veritate, n. 66: AAS 101 (2009), 699.
[49] Cf. Pontificio Consejo «Justicia y Paz», Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, n. 358


Oeconomicae et pecuniariae quaestiones (PDF)

Índice de Zaqueo Monseñor De Nevares (IZMD – Zaqueo)

Nuestro índice de Zaqueo Monseñor De Nevares (IZMD – Zaqueo es un recaudador de impuestos bíblico , para el Imperio Romano , a quien Jesús visitó en su casa ), da una proyección que conduce a la guerra civil de nuevo tipo en Argentina . La política económica internacional implementada por el Virrey Macri , medida por el IZMD muestra la siguiente evolución : 2015 :25 /2018 :63 /2019 : 75, si es reelegido manteniendo la misma política 2020 : 100 .

El IZMD es la relación entre los intereses pagados por todos los argentinos (por todo concepto) , y los ingresos de todos los argentinos. La relación actual ya es de guerra civil de Saqueo. Pero su proyección a fin de mandato es de guerra civil de nuevo tipo. Pagaremos tantos intereses como ingresos. Lo que genera el empobrecimiento generalizado. Las declaraciones del Jefe de Policía de Bs.AS » la gente roba para comer » , es el reconocimiento de una de las formas de la guerra civil en curso y el principio de quiebre político de las fuerzas de seguridad.

Convocatoria al Acto por la suspensión de la fusión de Telecom y Cablevisión

Jueves 5 a las 17 horas Comisión Nacional de Defensa de Competencia

Convocamos a un acto abierto el 5/04 en la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia para que se expresen todas las organizaciones convocantes ante la inminencia de un dictamen de dicho organismo sobre la fusión de Telecom y Cablevisión Holding SA (del grupo Clarín) que pasa a controlar: Telecom, Arnet, Personal, Cablevisión, Fibertel y Nextel, obteniendo una posición absolutamente dominante del mercado de las redes de Internet y “cuádruple play” (Telefonía Fija, Móvil, Trasmisión de Datos/Internet y Televisión). Esta fusión consolida una concentración y poder monopólico en la infraestructura de los servicios de telecomunicación y también en los contenidos de los medios de comunicación e información, que vulneran derechos de la población y los trabajadores.

Frente a esta situación y acompañando las presentaciones realizadas de proyectos de ley en el Congreso Nacional, en la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, en el Enacom (Ente Nacional de Comunicaciones) y en la Corte Suprema de Justicia, convocamos a realizar un acto el jueves 05/04 a las 17 horas en la sede central de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (Reconquista 46, CABA).

  • 1) Por la suspensión de la fusión de Telecom con Cablevisión.
  • 2) Por la derogación de los decretos de “necesidad y urgencia” N° 267/2015 y decreto N° 1340/2016 que habilitan una concentración sin precedentes.
  • 3) Por el cumplimiento del pliego de licitación de ENTel, pago de los Bonos adeudados a los trabajadores.
  • 4) Por la defensa de los puestos y condiciones de trabajo en un convenio único de la actividad de las telecomunicaciones.
  • 5) Por la desmonopolización del sistema infocomunicacional y el más amplio acceso y participación de los trabajadores y el pueblo. Por la pluralidad y la diversidad político, estético, de género, geográfica y cultural en los medios de comunicación.

Adhieren y convocan: Romina del Pla (Diputada Nacional), Liliana Mazure (diputada Nacional), Leopoldo Moreau (diputado Nacional), Néstor Pitrola (Diputado Nacional MC), Antonini Pablo (Presidente del Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO), Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA), Alejandra Darín presidenta, Juan Palomino secretario general y Luis “turco” Alí (Consejo Integral de la Asociación Argentina de Actores), Dra. Liliana Zabala (abogada que obtuvo el fallo favorable de la Corte Suprema para el pago de los Bonos adeudado a los telefónicos), Pablo Eibuszyc (Agrupación Naranja, integrante de la Comisión Directiva de FOETRA Sindicato Bs. As.), Guillermo Robledo (Coordinador del Observatorio de la riqueza Padre Arrupe), Diego de Charras, Director de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA, Diego Rossi (Coalición por una Comunicación Democrática), Ibarra Santiago (Antena Negra), Natalia Vinelli (Barricada TV/ Coordinadora nacional de televisoras alternativas CONTA), Santiago Gandara (AGD Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y Secretario de prensa de AGD- Asociación Gremial Docente de la UBA), Alcira Argumedo, Néstor Piccone, Omar Plaini, Gustavo López integrantes del CODEHCOM (Colectivo por el derecho humano a la comunicación), Eduardo Murúa (Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas), Adolfo Pérez Esquivel (SERPAJ), Pablo Macías (Secretario de Prensa de CONADU y FEDUBA), Dr. Carlos Rozanski (Ex Juez, firmante del Per Saltum a la Corte Suprema por la suspensión de la fusión Telecom/Cablevisión), Roberto Cossa (dramaturgo, Secretario de Cultura de Argentores), Agrupación Naranja – Enacom, Jonathan Marín delegado Foetra ed. Libertad, Flavio Pereyra delegado Foetra ed. República, Belén Díaz delegada Foetra ed. Florida Telecom Personal, Guido Fuentes delegado Foetra ed. Caballito Telecom Personal, Matías Tomasello (Miembro rotativo de la Comisión Directiva de Foetra), José Sosa delegado Foetra Ed. Talar / Congresal FATEL (Federación Argentina de las Telecomunicaciones), Rolando Roque delegado Foetra ed. Vicente López, María Bruni delegada Foetra ed. Costanera, Fernando Montero (delegado UPJET ed. Costanera/Telecom), Javier Lewcowicz (Delegado CEPETEL Ed. Talcahuano/Telefónica), docentes de Comunicación de la Universidad de Buenos Aires: Pablo Alabarces, Carlos Mangone, Fabiola Ferro, Javier Palma, Maximiliano Duquelski, Cristian Henkel, Daniel Salerno, Mauro Vázquez, Alberto Ascione, Cecilia Palacios, Pablo Leona, Cecilia Palacios y Yamila Heram. María Cristina Mata -Directora en gestión y producción en Medios Audiovisuales CEA- Universidad Nacional de Córdoba, Asociación de Radios Bonaerenses y del Interior de la República Argentina (ARBIA), Hugo Muleiro presidente de Comunicadores de la Argentina (COMUNA), Rubén Suarez, CONAICOP, Daniel Bello Revista PPV, Rafael Klejzer Secretario General de la CTEP-CABA, Unidad Ciudadana (Gustavo López, presidente FORJA), David Gutiérrez – Presidente de la Provincia de Buenos Aires y Fernando Vaca Narvaja Presidente Nacional Polo Social, Alberto Vanden y Humberto Vera (Carta Abierta Córdoba), Juñio Urien (FIPCA), Padre Juan Carlos Molina (Ex secretario para la prevención de la drogadicción y lucha contra el narcotráfico), Mónica Bianchi (Ex Legisladora de la Ciudad), Claudio Castelli, Adriana Chiappano, Florinda Castro (abogados, org. Vagos y Vagas Peronistas), Jorge Gurbanov (Editorial Peña Lillo), Verónica Azpiroz Cleñañ (Los Toldos), Clelia Isasmendi, Sonia Tobal, Vicente Zito Lema, Regine Bermejer, Nora Lafon, Pablo Bonastre, Gema Fioriti, Nara Carreira, Alfredo Grande, Hernán Cardinale, Alejandro Moujan, Patricia Rozas, Norberto Gonzalo, Gabriela Schinocca, Fernando Madanes (integrantes del Observatorio de la Riqueza Padre Arrupe), María Marcon y Juan Canale integrantes de Cultura por la Unidad, Roberto Elizalde Red de Bachilleratos de Educación Popular, Diego Zambelli (docente y comunicador radiofónico), Elvira Romera, Pedagoga, (siguen firmas…)

Contacto para enviar adhesiones:

Pablo Eibuszyc, eibu_p@yahoo.com.ar 01151508001

Liliana Zabala, lilianazabalasi@gmail.com 01149236241

 

ACTO frente a la CNDC.

En el min 33 el Observatorio convoca a respaldar esta denuncia por la ilegal fusión de Cablevision -Telecom -Clarin. Y anticipa la denuncia por asociación ilícita a los funcionarios que no accionen suspendiendo dicha Fusión:
https://www.facebook.com/NaranjaTelefonica/videos/902284423284669/UzpfSTUyODQxMDAxMjoxMDE2MDI3MDY2MjAwN