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El default de la deuda Macri

Por Héctor GIULIANO (17.8.2018)

En dos años y medio de gestión la administración Macri – por culpa de su Política irresponsable de Gobernar con Deuda sin la más mínima capacidad de repago – ha llevado a la Argentina a un nuevo Default.
Un default virtual o encubierto, porque se sobrevive cancelando deuda que vence con deuda nueva y tomando deuda adicional, pero default al fin: un default que se enmascara con el permanente re-endeudamiento y se silencia u oculta a costa de pagar cada vez más intereses.
Siendo que, en perfecto círculo vicioso, con el aumento de estos Intereses – que son el principal rubro del Gasto Público neto – se genera más Déficit Fiscal y que este déficit se cubre con más Deuda.
Es el Sistema de la Deuda Pública Perpetua en acción – un sistema que rige en el país desde hace 40 años (1976-2018) – y que produce periódicas Crisis de Deuda por impago como la actual, crisis de las que se trata de salir, como ahora nuevamente se espera hacerlo otra vez, con más endeudamiento del Estado.
Y esto – independientemente de la herencia recibida del Kirchnerismo – Macri lo hizo.

DEFAULT DEL TESORO

El gobierno Macri asumió en Diciembre de 2015 con una Deuda Pública – sólo en cabeza del Estado Central – del orden de los 250.000 MD1 y al 31.3.2018 – última información oficial disponible – el stock de la Deuda es de 345.400 MD; es decir, que durante los primeros dos años de gestión la deuda se incrementó en casi 100.000 MD (95.400).
A la fecha, se estima que este endeudamiento Macri puede estar en los 375.000-380.000 MD; y sigue creciendo vertiginosamente:
a) El Presupuesto original 2018 – Ley 27.431 – contempla vencimientos de Capital este año por unos 67.000 MD, que se refinancian en su totalidad – hasta el último centavo – tomando nueva deuda.
b) Este Presupuesto prevé además la asunción de deuda nueva adicional por otros 47.000 MD, lo que eleva el total de la deuda a colocar durante el ejercicio a más de 113.000 MD.
c) A esta masa de endeudamiento se le agrega ahora la toma de más deuda por el préstamo Stand-By del Fondo Monetario Internacional (FMI) – por 50.000 MD, de los que ya se han desembolsado 15.000 – y por el traspaso de la Deuda de Lebac del Banco Central (BCRA) al Tesoro, una deuda que al 31.7 suma el equivalente a 41.400 MD.
Así el endeudamiento Macri a fin de este año más que duplicaría el monto autorizado por la Ley de Presupuesto 2018.2
Con este aumento extraordinario de la Deuda que se está produciendo (un aumento decidido unilateralmente por el Poder Ejecutivo, sin intervención del Congreso aunque con su aquiescencia) crecen más que proporcionalmente los Intereses a Pagar por parte del Estado, intereses que originalmente estaban previstos en 21.000 MD (equivalentes a 406.000 M$, al tipo de cambio proyectado de 19.3 $/US$) pero que ahora están incrementándose aceleradamente en importes y en tasas.
De esta manera, mientras el Gasto Público Primario (sin contar Intereses) está aumentando el año en curso a un ritmo del 20 % (19) los Intereses de la Deuda lo están haciendo a un ritmo tres veces mayor: del 60 % (59).
Los Intereses no sólo son el principal rubro del Gasto Público del Estado Central sino que además explican las 2/3 partes del Resultado Financiero o Déficit Fiscal Total.
Como agravante, según la Ley de Presupuesto 2018 el 30 % de estos Intereses previstos no se pagan sino que se capitalizan por anatocismo, o sea, que se transforman en capital y se abonan así más intereses sobre intereses, que es una práctica sinónimo de la Usura.

DEFAULT DEL BANCO CENTRAL

Al patético cuadro de endeudamiento del Tesoro – que está previsto seguir incrementándolo hasta el 2021 – se suma un estado de situación tanto o más dramático todavía del BCRA, que fue el detonante de la Crisis de Deuda Macri y que llevó al pedido de ayuda urgente del FMI para salvataje del Banco Central por su Crisis de sobre-endeudamiento en Lebac.
Bajo la conducción operativa de Federico Sturzenegger (que fuera mano derecha del ministro Cavallo durante el Megacanje 2001, una operación cuasi-delictiva que le costó al país más de 50.000 MD) el BCRA aumentó en forma financieramente irresponsable el stock de letras, llevándolo de 346.000 M$ a fin de la administración Kirchner (7.12.2015), a 1.2 B$ – al 31.5.2018 – que si se le suman los Pases Pasivos (que son deudas a 1 y 7 días de plazo) por otros 300.000 M$, elevaba el total de la deuda cuasi-fiscal a esa fecha a 1.5 B$.
A fines de Marzo de este año el stock de las letras ascendía a 1.4 B$, es decir, que en poco más de dos años de gestión macrista la deuda del BCRA se había multiplicado por más de 4 veces medido desde el 2015.
Y con ello aumentaron más que proporcionalmente los Intereses a Pagar por parte del BCRA, llegando a superar así los intereses que paralelamente paga el Tesoro Nacional: con tasas del 45 % anual sobre un stock actual de 1 B$ eso significa un pago promedio de intereses superior a los 35.000 M$ con cada licitación mensual para renovación de Lebac (un promedio de 1.250 M$ por día).
Ahora bien, por qué se endeudó en esta forma tan astronómica como gravosa el BCRA durante la administración Macri?
El gobierno tiene el deber de dar explicaciones claras, directas y concretas a la opinión pública acerca de las causas de este sobre-endeudamiento financieramente irresponsable del BCRA (un endeudamiento que el autor de esta nota viene denunciando desde hace años y especialmente desde el aumento extraordinario de su monto y gravedad bajo la conducción macrista).
Nadie bajo la administración Macri – ni en el BCRA ni en el Gobierno – vio venir esta tormenta a la que el presidente hace ahora continuamente referencia?
Nadie se percató de la Bola de Nieve que se iba conformando de las Lebac? Nadie evaluó el altísimo costo financiero que este endeudamiento ruinoso significaba para el BCRA?
Son cosas que sólo se explican por tres razones: 1. La ineptitud de los funcionarios públicos a cargo de las decisiones oficiales, 2. La corrupción bajo conflicto de intereses de gran parte de estos funcionarios, unida a la falta total de transparencia en las informaciones gubernamentales3, y 3. Una combinación de las dos causales anteriores (que sería la explicación más probable).

DEFAULT DEL GOBIERNO MACRI

La Crisis de las Lebac, que aparece como detonante de la necesidad de salvataje del BCRA con Deuda Externa tomada del FMI, constituye una de las pruebas más directas y palpables de la irracionalidad financiera de la administración Macrista.
En efecto, cómo explica el gobierno Macri tal sobre-endeudamiento irresponsable del BCRA y el por qué de su no prevención de la Crisis del Banco?
Se intenta atribuir esta crisis a cualquier factor externo coyuntural – leve aumento de las tasas de interés internacionales, fortalecimiento relativo del dólar a nivel mundial, devaluación de la lira turca, guerra comercial Estados Unidos-China, etc. – antes que reconocer la realidad de causales estructurales endógenas del modelo de endeudamiento sin capacidad de repago del Estado, llevado al paroxismo por la Política macrista de Gobernar con Deuda.
La mega-deuda de Lebac creció descontroladamente bajo la administración Macri por tres razones principales:
1. Por el sostenimiento artificial del atraso cambiario para poder pagar los servicios de la Deuda Externa y seguir tomando más endeudamiento en moneda extranjera sobre la base de una garantía a los acreedores por conversión de la recaudación fiscal, que está en pesos, a mayor cantidad de dólares.
2. Por la elevación a niveles récord de las tasas de interés de referencia del BCRA a los fines de atraer capitales especulativos que ingresasen al país para sostener ese nivel artificialmente alto de reservas internacionales, con lo que se espiralizó el negocio financiero-cambiario del carry trade o bicicleta financiera al amparo de la liberalización total del arbitraje entre tipos de cambio y tasas de interés locales.
3. Por la alianza entre la administración Macri y los capitales especulativo-financieros internacionales (capitales golondrina) que pasaron a ser institucionalmente la base de su estabilidad financiera y política.

Esta dependencia estructural del Sistema de la Deuda Pública Perpetua – la tercera gran ola de endeudamiento en la historia contemporánea de la Argentina luego de la primera etapa del Proceso a fines de la década del ´70 y de la segunda bajo la Convertibilidad Menemista de la década del ´90 – es la que ha llevado rápidamente al fracaso económico-financiero del gobierno Macri, que después de dos años y medio de gestión no puede mostrar un miserable indicador a su favor: Inflación, Tasa de Interés, Tipo de Cambio, Déficit Fiscal, Déficit de Balanza Comercial y Balanza de Pagos, Pobreza, Indigencia, Recesión Económica, caída del Consumo y Desempleo, quiebra del BCRA y nueva Crisis de Deuda del Tesoro.
Con el agravante que, frente a este dramático cuadro de situación, la administración macrista se encuentra empeñada hoy en redoblar la apuesta apelando a la receta clásica de querer salir de una Crisis de Deuda con más Endeudamiento Público: como los Acuerdos de Nueva York 1985-87 de la administración Alfonsín, el Plan Brady 1992-1993 de la administración Menem-Cavallo, la Crisis del Tequila del 1995 y sus contratos Repo con la Banca Internacional, el Megacanje De la Rúa-Cavallo del 2001, la salida de la Convertibilidad con nuevo endeudamiento bajo la gestión Duhalde-Remes Lenicov para cubrir el costo de la pesificación asimétrica con nuevos bonos, el Megacanje Kirchner-Lavagna de 2005-2010 (continuación Boudou) y ahora el nuevo Megacanje en curso Macri-Dujovne-Caputo, dosificado en cuotas aceleradas con ayuda del FMI.

Porque ante la nueva Crisis de Deuda que llevó al fracaso de la administración Macri y a su virtual cesación de pagos los acreedores externos habrían decidido la intervención directa de las cuentas fiscales por parte del FMI para garantizar la institucionalización de esta última oleada de endeudamiento del Estado por partida doble – BCRA y Tesoro Nacional (agregando además a las Provincias) – condicionando así tres puntos clave dentro de las nuevas exigencias del Sistema de la Deuda:
1. Provocar una Devaluación controlada para licuar – expresada en dólares – la Deuda Interna en Pesos (que para el Tesoro es mayoritariamente Deuda intra-Estado) y para licuar el Gasto Público en general, particularmente el rubro Remuneraciones y el Gasto Social por Jubilaciones/Pensiones y Planes Sociales.
2. Garantizar una caída generalizada de los salarios reales que abarate el Costo de la Mano de Obra Argentina y reduzca el poder adquisitivo de todos los sectores de ingresos fijos (incluyendo los del sistema jubilatorio y asistencial) por efecto de niveles de Inflación superiores al ritmo de Devaluación del Peso, lo que a su vez – potenciado con el incremento extraordinario de Precios/Tarifas de Servicios Públicos – lleva a la caída del Consumo Interno y a la Recesión de la Economía Productiva mientras beneficia en cambio la Economía Especulativo-Financiera, cuyos sectores son el sostén esencial del Gobierno Macri.
3. Asegurar la continuidad de la Política de Endeudamiento sosteniendo del gobierno Macri y condicionar también al nuevo gobierno que sea electo en el 2019 – dado que las metas fiscales se comprometen hasta el año 2021 – cuya pieza básica es el traspaso de la Deuda en Pesos que está en cabeza del BCRA a Deuda Dolarizada bajo responsabilidad del Tesoro, lo que aumenta la vulnerabilidad por Iliquidez e Insolvencia del Estado subordinándolo totalmente al cumplimiento de la nueva Política Financiera Fiscal.4

Este esquema financiero, dictado por el FMI pero presentado burlescamente a la Opinión Pública como supuesta Política Argentina apoyada por el Fondo, dista sin embargo de poder llegar a ser cumplido por el gobierno Macri y en ello parece residir la gran incógnita que se está definiendo en estos días.
Porque – dicho en buen romance – de qué se disfrazaba el presidente Macri si no obtenía el apoyo de emergencia del FMI para el salvataje del BCRA a raíz de la mega-crisis de las Lebac, gestada y desbocada por la propia administración macrista?
Más aquí ya se pasa del plano financiero al plano político y las especulaciones en este campo exceden la información y la competencia del autor de este trabajo como para hacer revelaciones y mucho menos pronósticos.

La situación del presidente Macri y de su gobierno es hoy sumamente grave y el país parece estar frente a un escenario con final abierto: ya naufragada la política de querer vender expectativas a falta de resultados concretos, de formular anuncios y metas que no se cumplen – con la Inflación, los Salarios Reales y la Pobreza a la cabeza – de buscar apoyos que no se logran fácilmente en el ámbito partidocrático, sindical, empresario e incluso financiero, y actuando en forma improvisada, por prueba y error, en medio de la nueva crisis financiera y política a la que su gestión ha llevado a la Argentina, el verdadero fantasma que acosaría al presidente Macri no es sólo el de su salida en helicóptero como De la Rúa sino el que sus sostenedores le puedan soltar la mano como al presidente Kuczynski, del Perú.

Las dudas permanecen abiertas mientras el gobierno sigue aumentando la deuda de la Argentina.

 

La deuda pública: ¿consecuencia o causa de déficit fiscal?

Muy pocos portavoces del establishment reconocen el problema de la deuda pública argentina – y ahora, dentro de la misma, el del fuerte crecimiento de la deuda externa oficial – pero quienes lo hacen suelen plantear que la cuestión de la deuda es grave (en realidad, gravísima) mas la atribuyen al elevado déficit fiscal producto, a su vez, del alto gasto público.

Este planteo es parcialmente falso y en gran medida engañoso porque soslaya que la Deuda – presentada como una consecuencia o resultante del gasto público general – es precisamente uno de los factores determinantes de ese gasto y de ese déficit estatal, porque no sólo es un pasivo que se retro-alimenta sino que sigue creciendo sin solución de continuidad y en condiciones cada vez más gravosas que pesan sobre el cuadro financiero fiscal.
La falta de comprensión de este problema empieza quizás con el hecho que el Presupuesto Nacional no computa como Gasto Público la amortización de los vencimientos de capital de la Deuda Pública.
Este año los vencimientos totales por concepto de capital o principal de la deuda – tomando todas sus diferentes formas o instrumentos – suman según el Presupuesto 2017 (Ley 27.341) 1.042.500 M$ (equivalentes a 58.200 MD).1

La totalidad de este monto no se paga o cancela definitivamente sino que se refinancia íntegramente a medida que van cayendo los vencimientos respectivos, esto es, que se paga deuda con deuda vía novación total de las obligaciones – con el mismo acreedor o con terceros – y además se toma más deuda nueva.
Así, durante el año en curso están previstas operaciones de Endeudamiento Público por un total de 1.727.200 M$ (≡ a 96.400 MD), que se usarán para refinanciar totalmente los vencimientos del ejercicio y agregar 684.700 M$ (≡ 38.200 MD) por aumento de deuda.

Ello significa que el gobierno argentino, frente a un quantum de deuda pública sin capacidad alguna de repago, prevé la renovación total de los vencimientos de capital y la toma de más deuda; y que ambas se llevan a cabo bajo la misma modalidad de deuda impagable con refinanciación total.
Esto es importante resaltarlo porque cuando en el Presupuesto se habla del gasto por Deuda Pública no se incluye aquí esta masa de capital sino sólo el pago de los intereses de la Deuda, que son gasto corriente del Estado y que este año suman unos 247.600 M$ (≡ 13.800 MD): un promedio de 680 M$ por día (≡ 38 MD).
De esta manera, el problema financiero insoluble de mantenerse dentro de un esquema de deuda impagable no sólo no se resuelve sino que se agrava sistemáticamente, contribuye a aumentar el gasto público por intereses y, consecuentemente, a incrementar el déficit fiscal.

La evolución rápida y fuertemente creciente de estos intereses de la Deuda constituye uno de los principales factores explicativos del empeoramiento de las cuentas fiscales de la Argentina.
En el corriente año el Presupuesto 2017 prevé el pago de intereses por los 247.600 M$ antes citados mientras que el año pasado éstos habrían sido de 186.500 M$; es decir, que el aumento del rubro de gastos por Intereses fue del 32.3 %, superior al aumento promedio general del gasto publico del 2016, que fue del 22.1 %.
Peor aún, si se tomaran las cifras originales del Presupuesto 2016 el aumento inter-anual habría sido mucho mayor todavía – del 138 % – porque allí los intereses a pagar estaban previstos en 104.100 M$ pero durante el ejercicio – primer año de la gestión Macri – se agregaron unos 83.000 M$ más (en gran medida producto del arreglo con los holdouts y la toma de nueva deuda a tasas más caras).2

EL ENMASCARAMIENTO DE LA DEUDA

Desde un punto de vista técnico el inicio de este problema en cuanto a la presentación de los datos financiero-fiscales parte de un planteo discutible.

La Argentina, desde la década de 1980, sigue la Metodología fijada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) que instauró la denominada cuenta Ahorro-Inversión-Financiamiento (AIF), según la cual el Ejercicio Presupuestario no considera como Gasto las Amortizaciones de Deuda del período ni como Ingresos las fuentes provenientes del Endeudamiento Público, que se consignan ambas por separado (“debajo de la línea” según la terminología tradicional) para determinar el Resultado Financiero o resultado final real del año.

Esta presentación es conceptualmente confusa y prácticamente engañosa porque establece una separación de los movimientos financieros más importantes del presupuesto anual dentro de los gastos y recursos generales del ejercicio – gastos corrientes y de capital – y muestra aparte las amortizaciones y financiaciones del período, derivando el tratamiento de la Deuda del Estado a una proyección de cumplimiento incierto o conjetural, es decir, un cuadro de obligaciones financieras sujeto a negociaciones que se delegan al Poder Ejecutivo.

Otrora no era así: en los viejos manuales de Finanzas Públicas los vencimientos de la Deuda Pública se mostraban – como corresponde – como Gasto Público directo y concreto del ejercicio; y de ello resultaba la necesidad lógica de tener que demostrar cómo se preveía cubrirlos con Recursos del Ejercicio y en qué condiciones precisas.
Ahora, en cambio, se asume que tales vencimientos de deuda no tendrán amortizaciones netas, con extinción de las obligaciones de capital, sino que las mismas quedan sujetas a refinanciación – en el caso argentino, por refinanciación total, hasta el último centavo – dado que se sobrentiende que tales compromisos se cubrirán pagando las deudas con nuevas deudas.

Y esto es así porque se sigue una premisa ideológica o dogmática que sostiene que no hay problema en tomar deuda sin capacidad de repago en forma indefinida – como la que toma la Argentina – mientras haya fondos suficientes para poder vivir pagando los intereses (que son Gasto Público Corriente) y refinanciar entonces permanentemente el capital o principal; a la vez que tomando deuda adicional con el mismo criterio.
Este principio, lógica y financieramente irracional, es la clave del Sistema de Deuda Pública Perpetua que rige en la Argentina desde hace 40 años y que nos mantiene dentro de un esquema inexorable de deuda impagable.

LA DEUDA COMO CAUSA

Una de las claves del funcionamiento impune de este mecanismo de re-endeudamiento permanente es la complicidad de los gobiernos de turno, de la oposición política y de los portavoces del establishment financiero en el ocultamiento a la opinión pública de la deuda como principal factor causal del déficit fiscal.
El Sistema de la Deuda introduce y sostiene una distorsión en la estructura de gastos y de financiamiento del Estado:

  • a) En primer lugar, se soslaya la gravedad del peso del monto de la Deuda Pública y el altísimo costo de los Intereses a Pagar por la misma. Este año, los intereses son el 10.4 % del Gasto Total pero constituyen el 20.5 % del Gasto de la Administración Central (247.300 M$ / 1.205.000 M$), ya que los otros dos grandes sectores de la Administración Nacional – Organismos Nacionales e Instituciones de la Seguridad Social – no tienen deuda o bien sus montos son irrelevantes. Esto significa que 1 de cada 5 $ del Gasto Público de la Administración Central se destina a pagar servicios por intereses.
  • b) Igualmente se omite comparar el peso relativo por superioridad del gasto público por Intereses de la Deuda con respecto al de los otros rubros más importantes del Gasto Total: 97.500 M$ de Seguridad, 94.000 M$ de Defensa, 131.000 M$ de Educación, 14.000 M$ de Ciencia/Tecnología, 46.300 M$ de Salud y 153.600 M$ de Energía/Minería, entre otros.
  • c) La Ley de Presupuesto – que emite el Congreso – hace una delegación cuasi-irrestricta de las facultades de endeudamiento al Poder Ejecutivo que le permite cualquier cosa en materia de aceptación de costos, honorarios y gastos en la ejecución de la política de endeudamiento del Estado; y de cuyos montos nadie sabe o pide informaciones ni mucho menos explicaciones.
  • d) El gasto por la Deuda Pública y el costo de sus Intereses también aumenta el déficit fiscal por la aceptación de condiciones gravosas de endeudamiento y, sobre todo, por la política actual de conversión de Deuda intra-Estado en nueva Deuda Externa oficial, que conlleva la aceptación de altísimas tasas en moneda extranjera y la vulnerabilidad por riesgo cambiario de las nuevas obligaciones.
  • e) Para poder garantizar el pago de los nuevos y crecientes servicios de intereses en moneda extranjera – los correspondientes a la deuda actual y los que se prevé requerir como deuda futura – el gobierno Macri, a través del Banco Central (BCRA) mantiene una política de retraso cambiario, porque el Estado recauda en pesos pero los intereses se pagan mayoritariamente en dólares.
  • f) Tal atraso cambiario – combinado con las altas tasas de interés que promueve el BCRA – genera recesión económica, con sus secuelas directas de menor actividad y empleo; y con ello se afecta la Recaudación Impositiva y Previsional, que contribuyen también al Déficit Fiscal en forma complementaria al mayor aumento del gasto por intereses y gastos conexos del servicio de la Deuda.
  • g) Más aún, el aumento de las tasas de interés que pagan el Tesoro y el BCRA fijan un piso cada vez mayor no sólo al gasto público por este concepto (fiscal y cuasi-fiscal) sino que además su efecto se transmite a toda la Economía en su conjunto, porque la Tasa de Interés también es un factor de Inflación y, como tal, erosiona los recursos del Estado y eleva el Gasto Público.
  • h) La combinación oficial deliberada de retraso cambiario y altas tasas de interés locales induce hoy – a niveles históricos récord – el negocio financiero-especulativo que no sólo des-estimula las inversiones directas sino que contribuye a desviar el crédito con destino productivo porque es el gobierno el que absorbe la mayor cantidad de recursos para sostener así el costo del endeudamiento público.
    Sintetizando lo dicho hasta aquí (porque la lista de causas y efectos podría seguir): que quienes se rasgan las vestiduras lamentándose de los altos costos reales de las remuneraciones del sector público, de la presión tributaria o de los costos logísticos y laborales existentes en la Argentina, notablemente soslayan incluir este macro-problema o problema fundamental en las finanzas públicas y en la economía nacional que es el de la deuda impagable del Estado y sus consecuencias.
    Paradójica, o sintomáticamente, las autoridades gubernamentales y los portavoces del establishment se lamentan así de los costos distorsivos que pesan tanto en la Economía como en las Finanzas Públicas y Privadas pero omiten ostensiblemente mencionar el costo del Sistema de la Deuda Impagable como factor causal y no solamente como consecuencia retro-alimentaria del déficit del Estado.