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Plan económico post-macrismo. Jornada de trabajo el 19 de abril (10hs) en la UMET (Sarmiento 2000, CABA)

La Argentina está viviendo un Plan de Gobierno que va a contramano de las tendencias mundiales en todas las áreas : financieras, laborales,industriales. En un mundo de deflación de precios sin piso, el gobierno impone políticas inflacionarias como la tasa de interés, las tarifas, la dolarización de los servicios, la libertad absoluta de precios monopólicos, la suba de impuestos para pagar el endeudamiento externo exponencial. Como si esta colisión insostenible entre deflación internacional e inflación nacional no alcanzara, el tipo de cambio subsidia la importación con lo cual introduce la deflación del mundo a costa de la producción nacional.

La inversión extranjera e interna en estas condiciones no sólo es cero, sino que es negativa. Tal como lo demuestra ser el primer país en fuga per capita de capitales en el mundo. Entre otras razones porque en estas condiciones el mercado interno se achica vertiginosamente y la competitividad externa es imposible. Quien va a invertir en un mercado totalmente monopolizado, con capacidad ociosa del 50%, con volúmenes de venta a la baja, sin mercado regional que traccione, con inflaciones monopólicas cruzadas, con rentabilidades y costos financieros en dólares 30 veces superiores a las mundiales? Absolutamente nadie. Y es sencillamente lo que pasó en el 2016 y sigue pasando en el 2017. Inevitablemente continuará. Es un tema ya de sentido común. Como se ha expuesto en las líneas anteriores.

Ahora bien, pensar que el problema de esa estructura viciosa de la economía es el costo salarial no resiste el menor debate público ni constatación estadística.
Sin embargo es el único objetivo del gobierno: bajar el costo salarial en dólares mientras suben todos los demás costos en dólares. Irracionalidad o mala intención absoluta?

En cualquiera de las dos opciones es inviable. Ya lo hemos vivido y termina mal.
Frente a lo cual es prioridad elaborar el plan económico posterior al macrismo. Plan que debe contener los cambios institucionales rápidos e inmediatos de un gobierno nacional. Semejante desafío no podrá ser puesto en práctica por un solo grupo de hombre y mujeres de acción. Por fortuna esos grupos se están multiplicando rápidamente. A todos, sin ninguna discriminación los invitamos a una jornada de trabajo el 19 de Abril a las 10 horas de la mañana UMET.

El temario tentativo pero abierto es el siguiente:

  1. Qué hacemos con el BCRA y el sistema financiero?
  2. Renta básica universal en una Argentina hiper rica
  3. Ministerio de Planificación Económica Integral. Mixto: – Estado – Sindicatos – Privados con metodología de planificación en tiempo real, online y rango de Jefatura de Gabinete.
  4. Nueva ley de convenciones colectivas sistémicas
  5. Diagnóstico estructural a enfrentar la deflación de precios internacionales sin piso y por largo plazo.
  6. Estrategia de comunicación masiva y personalizada independiente de los medios de comunicación masivos actuales.
  7. Temas abiertos.

La contundencia del paro del 6 de Abril que convocó a ex votantes del gobierno, habilitó la discusión del Plan Alternativo al vigente. El gobierno ya anticipó que no va a cambiar, por el contrario va a profundizar. Lo cual legitima como imperiosa la convocatoria abierta que estamos efectuando.

Los esperamos,

Guillermo Robledo – Mario Cafiero – Eduardo Murua – Raul Zaffaroni – Francois Soulard – Clelia Isaismendi – Pedro Biscay – Alejandro Boloni – Angel Gallardo – Julio Urien – Nestor Forero – Claudio Lozano – Sonia Tobal – Sebastian Maissa – Ricardo Aronskind – Padre Domingo Bresci – Padre Juarez – Francisco «Barba» Gutierrez – Eduardo Berrozpe – y el conjunto de los 310 miembros integrantes del Observatorio de la Riqueza por un nuevo sistema financiero y comunicacional – Padre Arrupe.

Creación de la moneda complementaria PAR en Argentina

¿QUÉ ES PAR?

Es un sistema de intercambio de bienes, de servicios, de tiempo y también de crédito mutuo, que usa como medio cancelatorio de obligaciones a la moneda virtual MONEDAPAR ($PAR).

Es un sistema que permite relacionar recursos con necesidades, mediante un sistema voluntario y transparente de intercambio.
Es un sistema que incentiva el trabajo, recibiendo a cambio $PAR, que se puede intercambiar por productos y servicios de empresas, comercios y entidades que voluntariamente aceptan este sistema de Intercambio.

¿QUIÉNES SOMOS?

El Sistema PAR es una iniciativa coordinada por el Ing. Mario Cafiero, del Observatorio de la Riqueza Padre Arrupe; por Eduardo Murúa del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas por los Trabajadores; y por Matías Romeo y Pablo Tutino de Waba grupo técnico de desarrollo de criptomonedas.

Se ha invitado a diversas personas y organizaciones a participar de la iniciativa y a crear una Asociacion Mutual PAR de conformidad a la ley 20.321, que tendrá su Reglamento de Funcionamiento.

¿CÓMO FUNCIONA PAR?

Sistema de Crédito Mutuo

En un sistema de crédito mutuo donde sus integrantes disponen de un monto de crédito, en forma de descubierto, sin interés.

El monto del crédito es determinado por acuerdo de los mismos miembros de la Asociacion, es decir son los miembros de la comunidad los que se dan crédito para poder comerciar entre sí.

La moneda utilizada en una transacción se crea en el momento de la transacción. La suma de todos los créditos sería como la base monetaria del sistema. La base monetaria se autorregula en función de los límites que fijan los mismos miembros que conforman el sistema. Las transacciones son entre personas o empresas; y no median intermediarios. Las transacciones son en $PAR, en forma digital, como si fuera dinero al contado.

SISTEMA BASADO EN UN INTERCAMBIO RECIPROCO

Cada miembro del sistema PAR dispone de una cuenta corriente individual. La administración del sistema PAR lleva la contabilidad de cada cuenta corriente y el sistema de clearing de todas las cuentas corrientes. Los saldos de cada cuenta son de conocimiento público.

Si el saldo individual es positivo, ese miembro es acreedor del sistema, y puede gastar ese saldo en compras en el sistema. Si el saldo es negativo, ese miembro es deudor del sistema, y debe devolverlo vendiendo productos y servicios en el sistema. Los precios, calidad, forma y plazo de entrega son de libre acuerdo entre comprador y vendedor.

Todos tienen algo que aportar a la comunidad. Todos somos consumidores, pero también productores de bienes y/o servicios. Es condición indispensable para la inscripción al sistema que el miembro declare que bienes y servicios va a ofrecer al sistema. Todos somos PROSUMIDORES que hacemos un intercambio recíproco. Intercambio recíproco significa que cada miembro debe poner en el sistema (por la realización de ventas) al menos lo que saca del sistema (al hacer compras).

Billetera digital

El medio para realizar los pagos y cobros es una billetera digital. No existen billetes ni monedas, sino un sistema de cuenta basado en blockchain que es utilizado desde una aplicación móvil.

  • ¿Por qué un sistema digital basado en blockchain?
  • No se puede falsificar la moneda y se asegura a través de criptografía.
  • Se tiene control central del crédito de los participantes.
  • Se tiene un registro contable público: se conoce en todo momento de las tenencias de todos los participantes del sistema. Brinda transparencia.
  • La billetera se descarga al celular y funciona como un banco en el bolsillo.
  • Las cuentas no se pueden bloquear ni freezar

> Ver más en la plataforma Moneda PAR.

“El financiero es un sistema de saqueo”

Por Verónica Engler
Hace justo un año, el Papa recibía en audiencia privada a dos compatriotas suyos, Guillermo Robledo, líder del Movimiento Hélder Cámara para la Paz entre las Religiones, y Eduardo Murúa, representante del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas. En esa oportunidad, ambos dirigentes –que tenían relación con Francisco desde que era el cardenal Jorge Bergoglio– pudieron alcanzarle una propuesta, basada en la encíclica Laudato Si, que consistía en la creación de un Observatorio de la Riqueza, cuyo objetivo central es diseñar un nuevo sistema financiero y comunicacional mundial capaz de beneficiar a las mayorías populares que hoy quedan habitualmente excluidas de las riquezas de sus naciones. Ese proyecto se concretó en Buenos Aires pocos meses después del encuentro con el Papa a través de una amplia convocatoria a la que concurrieron destacadas figuras del ámbito económico, académico, artístico, sindical y empresarial de la Argentina. Guillermo Robledo, coordinador del Observatorio de la Riqueza, afirma en charla con PáginaI12 que la Laudato Si “cuestiona profundamente al sistema económico y habla de la obsolescencia del sistema capitalista internacional”. En sintonía con esta idea, desde la creación del Observatorio se realizaron varias reuniones y elaboraron algunos documentos en donde se da cuenta del funcionamiento del sistema financiero en la Argentina, reglado básicamente por una ley que data de la época de la última dictadura cívico-militar. “Este sistema lleva cuarenta años fugando capitales al exterior, que es lo mismo que fugar nuestra riqueza –denuncia Robledo– y en el último año este modelo se ha profundizado”.

–¿Cómo es el origen del Observatorio de la Riqueza?

–El Observatorio nació de una convergencia del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas y del Movimiento Hélder Cámara por la Paz entre las Religiones y los Pueblos, que yo presidía. Nosotros teníamos una relación con (el Papa) Francisco previa, veníamos trabajando el tema de un Tercer Concilio Vaticano, desde hace cinco años, y cuando él llega a Papa le llevamos una serie de propuestas, y eso desemboca en una idea, junto con una parte de los movimientos sociales. La idea era que si la Universidad Católica (UCA) tiene el Observatorio de la Pobreza, nosotros, el pueblo, teníamos que hacer el Observatorio de la Riqueza. En realidad la idea había quedado picando hace varios años atrás, cuando las comunidades eclesiales de base de Quilmes, en la época en que yo era funcionario del municipio, en una reunión nos planteaban que ellos habían querido que el Observatorio de la UCA fuera de la Riqueza y de la Pobreza, de las dos cosas, y la UCA no aceptó. Entonces, le llevamos la idea a Francisco y nos dio su aceptación, y ahí arrancamos. Volvimos a la Argentina e hicimos una convocatoria amplia, no sólo de un sector de pensamiento político o ideológico

–¿Ustedes recurrieron a un grupo de científicos de la Universidad de Buenos Aires para trabajar sobre la Laudato Si?

–Sí, porque nosotros pensamos que para poder llevar adelante esas metas éticas, filosóficas y religiosas que plantea Francisco, hace falta algún tipo de diseño científico. Por eso nos planteamos analizar cómo funcionan los flujos de riquezas, y cómo se puede cambiar esa dinámica, de una manera científica. Fuimos a buscar qué antecedentes tenía la Argentina, y encontramos algo muy rico, que fue la experiencia que se hizo en los años setenta en la Fundación Bariloche, presidida entonces por el físico Carlos Mallmann (padre de Francis, el cocinero), quien decide dar una respuesta desde Latinoamérica a un modelo matemático  (The World3) que había sido desarrollado por los centros de pensamiento internacional, que planteaba la necesidad de poner un freno al ritmo de crecimiento demográfico y económico. Y la Fundación Bariloche produce lo que se llama el Modelo Mundial Latinoamericano, y un grupo de científicos lo ha reflotado en los últimos años mediante un verdadero trabajo de arqueología computacional, porque eso estaba en los primeros lenguajes de programación. Uno de los trabajos del Observatorio es fusionar aquel trabajo argentino de la Fundación Bariloche con las ideas que plasmó Francisco en la encíclica, para un nuevo orden financiero mundial, y obviamente social y de poder.

–Desde el Observatorio ustedes publicaron algunos documentos en donde analizan la situación de Argentina, y sobre todo los cambios que hubo desde diciembre de 2015, con datos muy alarmantes en relación al endeudamiento del país y a la gran fuga de capitales hacia el exterior.

–A nivel local, lo que nosotros hemos descubierto en este año de investigación es que los flujos financieros están bifurcados por el Estado entre lo que maneja el Banco Central y lo que se maneja de presupuesto del Estado nacional, por una razón que no entendemos. Nosotros creemos que debe estar unificada. La sociedad, el poder político, el Parlamento no tiene la visión de conjunto de la masa de intereses que paga el Estado nacional, una parte por el Banco Central y otra parte por el presupuesto nacional. Cuando el Congreso aprueba el presupuesto nacional, aprueba la mitad de los intereses que paga, y por otro lado el Banco Central paga por otros conceptos sin aprobación parlamentaria, lo que da una cifra que es la que plasmamos en nuestros documentos, que está proyectada para el año 2017 de casi quinientos cuarenta mil millones de pesos. El Congreso ha aprobado doscientos cuarenta mil, y el Banco Central paga intereses de otro tanto por intereses. Eso da una cifra que es realmente la causa del empobrecimiento, porque es una masa de recursos que termina en los paraísos fiscales. La desproporción que hay entre esos quinientos cuarenta mil millones de pesos al sector financiero y diecisiete mil, por ejemplo, al sector científico, o sesenta mil millones de pesos al sector de la salud, demuestra claramente que hay algún problema estructural en el manejo del Estado, que es el que causa la pobreza. Las desproporciones son escandalosas, y el hecho de que no estén unidos los dos conceptos es una debilidad política que es la que nosotros hemos tratado de instalar desde el Observatorio, que se unifique lo que se conoce como “déficit fiscal financiero” y “déficit cuasi fiscal”.

–¿Cuál es la diferencia entre uno y otro?

–Que uno lo paga el Banco Central y el otro lo paga el presupuesto nacional. Ahora, los conceptos y los beneficiarios son los mismos, son intereses pagados por mayor endeudamiento a los bancos que terminan en paraísos fiscales. Porque cuando uno lee las cuentas del Banco Central determina que el flujo financiero termina en el exterior, porque con el nuevo gobierno están liberados los capitales. No hay ningún elemento que haya demostrado en las cuentas del Estado que ese flujo de intereses pagados en el país ha sido reinvertido.

–¿Cómo caracteriza a este sistema financiero?

–Es un sistema de saqueo.

–-Pero este sistema no se instaura en diciembre de 2015, ¿no?

–No, en realidad es un déficit de los cuarenta años de democracia, pero en el último año se ha agudizado. Pero es un problema que arranca en la ley de entidades financieras de la dictadura y que, lamentablemente, hace cuarenta años que estamos en democracia y todavía no se ha modificado. Ése es el corazón del problema.

–¿Como funciona este sistema financiero de saqueo?

–Bueno, no se puede hablar de la ley sin hablar de otro aspecto que también está silenciado que es el incremento de la riqueza físico-biológica de la Argentina a lo largo de estos cuarenta años. A nosotros los medios de comunicación, los comunicadores intencionados, nos convencen de que somos un país pobre, o una región pobre. Pero el incremento de la productividad física de los argentinos en los últimos cuarenta años, del campo, la industria, las comunicaciones, el transporte, etcétera, ha sido casi de catorce a uno, o sea, somos catorce veces más productivos en términos físicos que hace cuarenta años. Este sistema financiero lo que hace es monetizar esa mayor riqueza en forma tal que la neutraliza como riqueza nacional y la transfiere al exterior. Nosotros como Observatorio denunciamos que somos cada vez más ricos en términos de productividad físico-biológica y cada vez más pobres en términos monetarios financieros por ese sistema financiero, que es evitable. No es que esto es una situación universal que siempre ha sido así en todos lados, porque cuando se compara con otros países del mundo, se ve que hay distintos mecanismos que han permitido que el incremento de la riqueza física de las naciones se quede en su país, como por ejemplo el caso noruego, el chino, el mismo modelo brasileño ha radicado mucha más riqueza en términos financieros que el modelo argentino. Entonces, hay distintas opciones, pero Argentina tiene el sistema financiero más retrógrada, donde todo ese incremento de productividad se monetiza al dolarizarse, y cuando se dolariza en camino a los paraísos fiscales no se socializa el aumento de la productividad física.

–¿De qué manera se profundizó este modelo en el último año?

–En la época del gobierno kirchnerista se puso freno a esa dinámica, no del todo, pero se acotó el problema, con limitación a los flujos de capitales, de giro de utilidades al exterior, y demás. Pero las medidas del gobierno actual han liberalizado totalmente, hoy los flujos entran y salen, casi sin producir información de destino, entonces eso automáticamente genera mayor transferencia de riqueza al exterior, y de hecho eso es lo que ha pasado en el 2016. Si nos hemos empobrecido ha sido porque se han caído las limitadas y acotadas barreras que había puesto el gobierno anterior.

–¿Cuáles eran las medidas que limitaban ese funcionamiento en modalidad de saqueo del sistema financiero?

–La limitación a los flujos de capitales, el pedido de autorización para mandar las utilidades al exterior, la pelea con los fondos buitre y la limitación en las tasas de interés. Las políticas del Banco Central eran completamente distintas, las tasas de interés aumentaron el ciento por ciento con este gobierno respecto de la política que tenía el Banco Central antes, tasas de interés del veinte pasaron al treinta y ocho por ciento. Desde lo financiero el liberalismo es absoluto. El Banco Central hoy es un mecanismo de entrada y salida de capitales en el día, sin el menor mecanismo de política de inversión. De hecho, las únicas políticas de inversión que puede registrar el gobierno actual son inversiones financieras con alta rentabilidad en dólares. No hay ningún lugar del mundo que tenga una rentabilidad del treinta y pico por ciento en dólares como tiene la Argentina en este año.

–¿De qué manera se relaciona la crisis que se está viviendo en la región con la de los países centrales?

–Esta pregunta me dirige a otra pregunta: ¿por qué observar la riqueza es viable e imprescindible? Porque la crisis mundial es una crisis de sobreproducción, debido a la revolución tecnológica exponencial, por la revolución de la automatización, la nanotecnología, las comunicaciones. Y esa sobreproducción genera deflación. Yo sé que hablar en Argentina de deflación parece chino, parece de otro planeta porque vivimos en una inflación, estamos al revés, pero el mundo está en deflación. Esa deflación que es producto de la sobreproducción hace que los poderes centrales hayan tomado una decisión política, que en algunos planos es política militar o paramilitar, de que determinadas regiones del mundo se retroceda. Los continentes que están afectados por esa decisión de los países que hoy son hegemónicos en el mundo son América latina, África y el Medio Oriente. Esas tres regiones tienen una debilidad estructural porque no tienen moneda común, no tienen un sistema financiero para protegerse de la deflación, entonces son los que están sometidos a las tormentas más virulentas, más salvajes. En realidad hoy la OTAN está poniendo en práctica el mismo diagnóstico que tenía el club de Roma en los setenta: hay que frenar el crecimiento en los países en desarrollo. En realidad es una estrategia de los países centrales de diferir la crisis de deflación y sobreproducción, pero no la resuelven. De hecho, expresiones políticas como el triunfo de Trump o el Brexit en Europa son quiebres de un esquema que no cierra, con clases medias en decadencia. Porque la deflación va a afectar más a las clases medias del mundo que a los pobres del mundo, porque los pobres ya son pobres.

–Ustedes también plantean, además de la cuestión financiera, la necesidad de un nuevo orden comunicacional, ¿a que se refieren?

–Nosotros aspiramos a que los sectores populares vean que hay una alternativa, porque hoy el estado de retroceso y de resignación que viven los pueblos en el mundo se debe a que el sistema mediático los convence de que esto es lo único posible. El sistema financiero se mantiene por el sistema comunicacional. Una corrida bancaria la arman los diarios. Qué moneda es fuerte y qué moneda es débil no está determinado por el respaldo en oro o en dólar, eso es un tema mediático, sobre todo en un país rico. Que un país rico o un continente rico estén dolarizados es un problema mediático. La historia demuestra que la moneda es un consenso. Es mentira que una moneda necesita tener respaldo en otra moneda, eso es ejercicio de poder imperial sobre un país colonizado. No se necesita tener respaldo en oro, salvo para el comercio internacional pero no para el comercio interno. Por ejemplo hay una pregunta que nadie hace: ¿por qué Argentina emite mucho menos moneda que el resto del mundo y está en inflación? ¿Por qué ellos emiten más y están en deflación? Porque es una mentira que hay una relación entre emisión e inflación. Lo que hay es emisión que capturan los monopolios.

-¿Cuáles son las consecuencias para la Argentina de la vigencia de la ley de entidades financieras de la última dictadura?

–Si se fugaron capitales afuera, la base de recaudación del Estado disminuyó, y eso no lo arregla un blanqueo por dos pesitos. Nosotros hicimos el cálculo de la masa de lo fugado en cuarenta años, y si ese capital hubiese quedado en la Argentina la recaudación fiscal del Estado sería doce veces mayor que la actual, no habría déficit fiscal. El ingreso per capita que tendría la Argentina, sin esa fuga de capitales, sería hoy igual al de Noruega.

¿Por qué Guillermo Robledo?

En busca de un nuevo orden

Guillermo Robledo es el coordinador del Observatorio de la Riqueza, surgido en mayo de 2016, cuyo objetivo central es diseñar un nuevo sistema financiero y comunicacional que beneficie a los pueblos del mundo y no a los poderosos de siempre. Muchas de las ideas que nutren el Observatorio vienen del trabajo realizado previamente en el Movimiento Hélder Cámara para la Paz entre las Religiones, del cual forma parte. Además de su militancia social y religiosa, Robledo se desempeñó en la función pública como secretario de Producción y Empleo en el partido de Quilmes, provincia de Buenos Aires, durante la intendencia de Francisco “Barba” Gutiérrez.

El Observatorio de la Riqueza cuenta entre sus integrantes a destacas figuras del quehacer político y social de la Argentina: Raúl Zaffaroni, Pedro Biscay, Mario Cafiero, José Sbatella, Alejandro Vanoli, Vicente Zito Lema, Silvina Batakis, Washington Uranga, Alfredo Zaiat y Clelia Isasmendi, entre otros.

A fines del año pasado, el Observatorio hizo público un documento titulado “Carta al Pueblo y a los legisladores sobre el Presupuesto 2017 en Argentina”. Allí denuncian que durante el presente año la Argentina planea pagar una suma de dinero en concepto de intereses de la deuda (externa) que se elevaría a más del doble de lo presupuestado originalmente para 2016. “La razón de ser de nuestro Observatorio tiene entre sus objetos de estudio el Presupuesto de Estado. En ese presupuesto y su articulación con los Bancos Centrales del Mundo y los Estados Paraísos Fiscales se definen los flujos de riqueza y el daño social sobre los pueblos y las naciones”, explican en el documento.

El 11 de febrero se realizaron actividades en más de cuarenta ciudades del mundo en apoyo a los grupos panafricanistas del Frente Anti franco CFA (Franco de la Comunidad Financiera Africana), entre las cuales se encuentra la participación en Buenos Aires del Observatorio de la Riqueza. Ese día se realizó una reunión en la fábrica recuperada IMPA para hablar sobre las cuestiones que plantean los panafricanistas y sus posibles conexiones con la problemática de nuestra región. “África sigue teniendo un esquema monetario que es el mismo de la etapa colonial, se liberaron, se independizaron, pero el sistema financiero sigue siendo el mismo”, señala Robledo. Como integrante del Observatorio, Pedro Biscay –director del Banco Central de la República Argentina nombrado por el gobierno anterior– fue el invitado especial en la sesión realizada en París, junto a: Kemi Seba –panafricanista y ensayista–, Nicolas Agbohou –economista y autor de El franco y el euro contra África–, y Toussaint Alain –ex asesor de Laurent Kudu Gbagbo, ex presidente de Costa de Marfil–.

(Publicado en Página12)

Frente intercontinental para un orden financiero ético

  1. La realidad del continente Africano y América Latina es que estamos sometidos al mismo mecanismo de colonialismo financiero internacional.
  2. Es un mecanismo de saqueo en parte legal y en parte ilegal a través de los Estados Paraísos Fiscales.
  3. Estos han provocado que los pueblos de nuestras naciones sean millones de veces más productivos en términos físicos – biológicos, que hace un siglo. Sí, millones de veces, que se estiman en 22.000.000 de veces el aumento de toda la producción físico – biológica de los dos continentes entre 1917 y 2017. Cuando la población aumento apenas 10 veces en África y 6 veces en América Latina.
  4. La forma de monetización financiera impuesta como nueva colonización, es lo que transfiere ese increíble aumento de las riquezas a los países centrales e imperiales. Generando la pobreza y el freno a la paz, la justicia y el desarrollo, Derechos consagrados por las Naciones Unidas.
  5. Pero algo está pasando en el corazón de los países imperiales, que esta formidable transferencia de nuestra riqueza ya no permite a las clases medias de esos países mantener los ingresos y la calidad de vida que mejoró a lo largo de un siglo. La dimensión de la crisis internacional, alcanzo el corazón de los países imperiales.
  6. Y en forma conservadora el sistema financiero internacional impone su lógica financiera colonialista sobre nuestros continentes. Aumentando el saqueo, pero aumentando la desigualdad y el empobrecimiento.
    Ningún pueblo sale beneficiado.
    Ser todos los días más productivos, más ricos físico – biológicamente en disponibilidad de bienes y más pobres y endeudados monetariamente es una obscenidad ética, que encima es insostenible social y políticamente.
  7. Esta obscenidad ética se ha deglutido la democracia representativa y ha abierto el camino a la democracia directa y participativa sobre el 100% del sistema financiero via los presupuestos de Estado, los Impuestos y la Emision de Moneda (PIE).
  8. Lo que implica nuevas reglas de juego entre los Estados y al interior de los Estados que reemplacen el libre comercio por consensos de proporciones productivas y de circulación financiera entre los pueblos.
  9. Esa es la Nueva Ética que revierte la Ética Obscena vigente. La organización social entre los pueblos usando la tecnología disponible convierte lo objetivo – necesidad en viable en forma práctica.
  10. La formación de una Comisión conjunta Afro – Latina americana para la constitución de un Frente Intercontinental para una Nueva Ética Financiera es la propuesta argentina que llevamos a los pueblos organizadores del 11-F.

Tiempo de desobediencia monetaria y financiera

Por François Soulard – Foro Democrático Mundial;  Guillermo Robledo, Eduardo Murua, Clelia Isasmendi – Observatorio de la Riqueza Padre Pedro Arrupe.

A raíz de la iniciativa del Frente Anti-CFA en África, el próximo 11 de febrero 2017 tendrá lugar una serie de actividades en 25 países y tres continentes para denunciar el colonialismo financiero y proponer alternativas. ¿Hacia un frente intercontinental para un nuevo sistema financiero y monetario?

El mundo esta convulsionado y no para de desnudar casi todos los eslabones de nuestra arcaica arquitectura política y económica global. Así fue en el plano económico a partir del terremoto financiero del 2007-2008 que reveló hasta que punto la lógica neoliberal sigue hegemonizando las agendas políticas y difiere sus contradicciones bajo la forma de proyectos reaccionarios, neocoloniales y excluyentes. Los datos demoledores sobre las desigualdades mundiales(1) recopilados en el último informe de OXFAM reflejan buena parte de esta realidad.

No obstante, la transición hacia un mundo multipolar y las mismas contradicciones del sistema capitalista generan un nuevo retorno de lo político en el terreno del sistema financiero y monetario. Estos sistemas han seguido un encastre continuo en la globalización a partir del orden económico sellado en Bretton Woods en el 1945 y durante los últimos cuarenta años de globalización neoliberal. Viene creciendo una oleada de desobediencia monetaria, desde las bases sociales pero también a nivel nacional y regional, tendiendo a resignificar los sistemas monetarios y reorientarlos hacia nuevos rumbos sociales y geoestratégicos.

Un ejemplo disparador de este movimiento esta saliendo a la luz desde fines del 2016, en un conjunto de países de la zona Central y Oeste de África, donde rige una suerte de sistema monetario fosilizado en la época colonial. Varios núcleos activistas y sectores de la diáspora africana han decidido retomar el debate acerca de la denominada Cooperación Financiera en África que incluye tres bloques económicos(2). Quince países ha integrado este sofisticado andamiaje monetario a partir del año 1945, con la promesa de alcanzar una estabilidad monetaria y una transición acelerada hacia su desarrollo económico. Dos mecanismos, bien conocidos en otras latitudes, fundamentan este coloniaje económico: la emisión de deuda con el encorsetado de los presupuestos nacionales (orquestada por el FMI y el Banco Mundial) y la “servidumbre” monetaria, ambas legitimadas por un sutil aparato de influencia comunicacional e institucional, estrategia que el destacado economista africano Nicolas Agbohou(3) no duda en comparar con un “nazismo” monetario.

En efecto, los hechos corroboran que la ingeniería de control financiero que se implementó a lo largo de los 70 últimos años es semejante a la que el régimen nazi impuso durante la 2da Guerra mundial a distintos países ocupados. ¿En qué se traduce hoy en estos bloques económicos de África? En substancia, se trata de una arquitectura de control técnico, institucional y jurídico, atando a una punta la emisión de moneda fuera de la jurisdicción de los países africanos bajo la decisión de la diplomacia francesa; y en la otra punta el manejo de los flujos monetarios en base a cuatro mecanismos: la paridad fija entre el euro y el franco CFA (actuando como palanca para generar austeridad y devaluación programada); la centralización del cambio y las cuentas de operación bajo tutela del Tesoro francés (para captar divisas africanas); la libre convertibilidad del franco CFA a euros (para neutralizar la capacidad de emisión monetaria sin que haya convertibilidad interna del franco CFA entre los tres bloques económicos africanos); y finalmente la libre transferabilidad de los capitales africanos hacia Europa (normalizando la fuga de capitales a nivel institucional).

Sin ir más lejos en la letra fina de este andamiaje, quedan a la vista sus resultados en evidente ruptura con las cuestiones de fondo que se plantean a los pueblos subsaharianos: salir de la marginalidad económica e integrarse con un proyecto propio en un mundo multipolar inestable y crear futuro para una población africana que se duplica cada 25 años con un 70% actual debajo de los 35 años de edad. Muchos de estos quince países están ubicados hoy en el furgón de cola del índice mundial de desarrollo humano y atrapados en una espiral de empobrecimiento, o mejor dicho en una espiral sofisticada de extracción de riqueza y de subsidio a las economías de los países centrales. Recordemos que en los años 60, el PBI por capita de estos países estaban al mismo nivel que los de Corea del Sur, Camboya o Vietnam. Se estima que 50 bimillones de dólares se extraen de África cada año (o sea 3% del PBI del Mali, 1% de Senegal, 6% de Costa de Marfil)(4), superando el volumen de la ayuda pública al desarrollo brindado por los países centrales.

Por otro lado, las economías subsaharianas resultan fuertemente primarizadas y balcanizadas, atrapadas por el viejo dogma de controlar a la inflación, sin poder consolidar relaciones de comercio intra-regional (15% de las transacciones económicas son internas), ni dar mayor consistencia al proyecto incipiente de bloque continental dentro de la Unión Africana. Al final, como lo resaltan los activistas africanos movilizados en este frente monetario, el canje de la soberanía política por una sumisión económica al momento de las independencias, terminó diluyendo la base misma de la soberanía nacional. El ciclo actual de deflación mundial y de desvalorización de las materias primas genera aun más grietas en este pacto económico.

¿Qué permitió que tal servidumbre perdurará en el tiempo pese a que otros países de África demostraron otro camino? La estabilidad monetaria fijada en el euro es un factor importante. El peso de la realpolitik post-colonial y del pacto feudal de deferencia a cambio de protección diplomática es también un factor clave. Si bien varios países salieron temporariamente de la unión monetaria – como el Malí, Togo, Guinea Konakry y Mauritania (que salió definitivamente), los dirigentes africanos que se rebelaron contra este orden colonial fueron derrocados por la fuerza militar o por presiones de todo tipo. Los dos últimos casos fueron los ex-presidente Muamar el Gadafi en Libia, promotor de un proyecto y de una moneda panafricana, y Laurent Gbagbo en la Costa de Marfil, promotor de una nacionalización del sistema financiero en un país que representa 40% de la masa monetaria del bloque subregional.

Pero, retomando los análisis de los economistas Nicolas Agbohou y Bernard Lietaer, cabe señalar también que los sistemas monetarios habían sido diseñado el siglo pasado con una clara conciencia de ser un factor de homogeneización y de creación de monopolios al servicio del poder central, conciencia que hoy parece haberse diluida en los pasillos del tiempo para distintos actores sociales y la ciudadanía en general. La moneda es un “hecho social total”, relacional, económico, político, espiritual, como lo sugería el antropólogo Marcel Mauss. Pero esta percibida hoy como un “objeto institucional no identificado” en las sociedades africanas, es decir como un elemento abstracto, privatizado y autoreferencial, distanciado de la esfera cívica y política.

Esta cuestión en los países africanos no es realmente nueva. Desde la conferencia de Bandung con los países no-alineados a los procesos de independencia y liberación nacional, la soberanía monetaria siempre estuvo puesta de algún modo en el tapete, chocándose con el equilibrio de fuerzas del momento. Pero la juventud africana, móvil y transnacional, parece ahora portadora de un nuevo imaginario. Muchos jóvenes africanos formados en Europa o en Asia, tales como los protagonistas de la Primavera Árabe en el 2011, aprendieron a relativizar los dogmas, no satisfacerse de la fatalidad de los juegos geopolíticos y conocer las entrañas de un sistema confiscatorio de futuro y de riqueza.

Este panorama africano nos da una buena matriz para entender las realidades de las zonas centrales o periféricas de la economía global. En América Latina, sigue vigente un profundo fenómeno de exclusión monetaria, de inestabilidad financiera y de abuso de posición dominante del dólar sobre las monedas nacionales, problemática que paradojalmente no ha penetrado más a fondo en la agenda de los proyectos políticos progresistas de la última década, pese a las graves crisis que sacudieron la región en los 90 y el 2000.

En efecto, los países latinoamericanos disponen en su mayoría del manejo constitucional de emisión monetaria a través de sus bancos centrales y de la supuesta regulación de los Parlamentos sobre las decisiones presupuestarias. Existen bloques de integración política y económica con intercambios comerciales consolidados como el MERCOSUR. Pero el nodo de la problemática se plantea en términos de dependencia al dólar como moneda extranjera de comercio e acceso al mercado global – en ausencia de una alternativa monetaria regional, y de permeabilidad del sistema bancario a los intereses financieros organizados en monopolios productivos, comerciales y comunicacionales.

En el fondo, estos monopolios tienen el poder de definir y legitimar los precios de la economía en la mayoría de los rubros económicos, de convertir las ganancias realizadas en moneda extranjera y de fugarla al exterior. Lo pueden implementar con la complicidad o la resistencia del aparato estatal, dependiendo de la naturaleza de las fuerzas políticas, de los matices formales y del nivel de politización de la cuestión financiera. Pero en definitiva vemos que pivotea un entramado fáctico de extracción de riqueza y de erosión de justicia social que se asemeja al mecanismo africano que vimos más arriba.

Históricamente, las economías latinoamericanas han experienciado ciclos de crisis bancaria que han debilitado aun más las divisas nacionales y generado una concentración en moneda extranjera, con un sin fin de consecuencias sobre la desbancarización, la perdida de ahorro nacional, la dificultad de acceso al crédito y la especulación financiera. Estas dificultades han consolidado los monopolios económicos. Ahí también el volumen de fuga de capitales a nivel regional desafía el sentido común: se estima que alrededor de 430 000 millones de dólares salen anualmente del continente(5). En comparación, en el año 2015 ingresaron cerca de 158 000 millones de dólares en concepto de inversión. En un país como Argentina, campeón regional del bimonetarismo, se han fugado el equivalente a 900.000 millones de dólares durante 40 años de dualidad monetaria, reduciendo de un factor 12 el volumen de recaudación fiscal del Estado(6).

Si bien varios gobiernos populares han logrado confrontar combativamente los monopolios financieros y económicos a partir de ruptura del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en el 2005, la extracción sistémica de capitales ha constituido un profundo factor de erosión del Estado y de dinamismo económico. Cuando se redujo la prosperidad debida a los altos precios de materias primas, los poderes económicos concentrados han logrado desestabilizar los tres países del eje Caracas-Brasilia-Buenos Aires para reinstalar sus viejos dogmas neoliberales. Las divisas de la región se devaluaron por encima del 30% en promedio durante el año 2014 y mantienen un ritmo sostenido de depreciación frente al dólar. Se están contractualizando nuevamente grandes masas de endeudamiento externo y las inversiones extranjeras motorizan un nuevo esquema de dependencia.

Es en este sentido que la creciente oleada de monedas locales y complementarias emergentes en distintas regiones y amplificadas por la crisis financiera del 2007-2008, se vuelve un movimiento crucial para disputar el orden unimonetario. Millares de monedas locales y sistemas de intercambio prosperan actualmente en Europa y el mundo, en pleno ocultamiento por los medios concentrados de comunicación y a contramano del unitarismo monetario que rige en los marcos nacionales. Un reciente estudio publicado en la revista Alternatives Economiques sobre 40 experiencias de monedas locales en Europa nos muestra como se resignifican aquí y ahora los imaginarios asignados a la moneda. El estudio revela que se orientan hacia la reconstrucción y reparación territorial (78% de las experiencias), la consolidación del vínculo social (61%), el consumo ambientalmente responsable y la transición productiva (51%), la democratización de la moneda (49%), la estabilización de las finanzas (49%).

Las comunidades de intercambio que se crean en torno a estas monedas son relativamente reducidas, localizadas y también frágiles en su capacidad de llevar en el tiempo de forma continúa un proyecto monetario. Si bien los volúmenes económicos en circulación están lejos de equiparar los circuitos financieros, el salto cualitativo que ellas operan es fundamental. Disputan de forma sistémica el monopolio aplicado sobre el imaginario, el sentido común y las funciones de la moneda. Sus desafíos tienen que ver con la capacidad de movilización popular y la construcción de articulaciones institucionales (por ejemplo pagar impuestos o servicios en la moneda local). Este movimiento micro-monetario no tiene una conducción centralizada, pero ya tiene formas flexibles de inter-conexión (teóricas, sociales, territoriales).

Otros movimientos vinculados con esta desobediencia financiera se encarnan en las iniciativas de ocupación de los bancos (Occupy Wall Street o les “Faucheurs de chaises”), el boicot de ciertos grupos financieros involucrados en escándalos fiscales o en la economía negra de las energías fósiles, así como también la filtración de los secretos financieros (LuxLeaks, SwissLeaks, Panama Papers) y la denuncia de los nuevos tratados de libre comercio. Estas iniciativas seguramente van a seguir creciendo a futuro. Ahora bien, lo que observamos a la luz de las luchas del movimiento por otra economía de los últimos 30 años es que la suma de una multitud de experiencias alternativas esta lejos de producir un cambio sistémico. En la transición geoeconómica actual, donde la desdolarización de la economía mundial constituye un epifenómeno de esta transición, las redes civiles y los movimientos sociales están apelados a empujar un nuevo horizonte de debate sobre la producción y la circulación de la riqueza.

La situación actual es la de una captura del sistema financiero por los grupos concentrados y los poderes coloniales, operando en el campo legal y fáctico para transferir enormes volúmenes de una riqueza mundial que no ha parado de aumentar en el transcurso de los años. Este sistema opera sobre la población del Sur global dotados de un 80% de los recursos naturales globales y sobre la clase media transnacional degradada desde hace varias décadas por un nuevo ciclo de austeridad. Recordemos que 42 millones de personas han salido de la dicha clase media en los países industriales desde el fin de la Guerra Fría y que en 30 años la cuota de los salarios en el PBI de todos los países occidentales se ha reducido de un promedio de 10%. El colonialismo financiero permite que además de los niveles sin precedentes de concentración de riqueza, los pueblos deben pagar el 98% de los impuestos totales mientras el capital paga el 2%.

Todos los pueblos son físicamente cada vez más ricos y a la vez empobrecidos desde un sistema monetario basado en el dólar y manejado por 8 bancos extranjeros y 200 empresas transnacionales. Como lo vuelven a afirmar con audacia el actual Papa Francisco y la diáspora africana, la moneda es un instrumento central de la soberanía y de la justicia social. Es tiempo de volver a poner en la agenda el imaginario de un nuevo orden monetario y financiero mundial (y comunicacional) con la disputa de las principales herramientas de asignación de riqueza: los presupuestos de Estado, los impuestos y la emisión de moneda.

Notas:

(1) Informe Une economía para el 99 https://www.oxfam.org/es/informes/una-economia-para-el-99 , enero 2017.
(2) La Unión Económica y Monetaria de África del Oeste (UEMOA), la Comunidad Económica y Monetaria de África Central (CEMAC) y la Unión de las Comoras (UC).
(3)El Franco CFA y el Euro en contra de África, Nicolas Agbohou. Ediciones Solidarité mondiale, 1999.
(4) Según el informe Thabo Mbeki, presentado y adoptado en la 24ma cumbre de la Unión Africana los 30-31 enero del 2015 en Addis-Abeba, África perdió durante los últimos cincuenta años más de 1 000 bimillones de dólares por los flujos financieros ilícitos. http://www.francophonie.org/IMG/pdf/fluxfinanciersillicites_rapport_francais.pdf
(5) El monto de la evasión fiscal es de 350.000 millones de dólares por año según datos de la CEPAL, a lo cual se suma un volumen de 180.000 millones de dólares en forma legal para las transferencias de balances de pagos.
(6) Según el calculo de la Comisión Económica para América Latina – CEPAL.