Por Juan Cruz Guido en la Agencia Paco Urondo. Un informe de la Tax Justice Network ubica a la Argentina entre los cinco países donde las empresas multinacionales más divisas fugan. La lista la completan países de alta actividad económica como Estados Unidos, China, Japón e India. La desinversión como política de Estado.
En línea con lo publicado la semana pasada por la AGENCIA PACO URONDO, donde describíamos la funcionalidad de la Unidad de Información Financiera en el entramado de fuga de divisas y lavado de activos, se conoció un informe de la Tax Justice Network (TJN) donde se reseña la evasión fiscal por parte de las empresas multinacionales. En ese sentido, la coalición independiente de investigadores y activistas que se agrupan entorno a la red TJN, publicaron un listado con los 102 países de los cuales pudieron recabar información financiera.
El informe, realizado por Alex Cobham, director Ejecutivo de TJN, y el economista Petr Janský, ubica a la Argentina en el quinto puesto, rodeado de las grandes economías del mundo. Comparte el podio con Estados Unidos, China, Japón e India. De manera evidente, y de hecho es enfatizado por los investigadores, el caso argentino resulta llamativo ya que su Producto Bruto Interno es considerablemente inferior al de los países mencionados. La fuga de divisas y ganancias por parte de las empresas multinacionales representa para la economía argentina una relación del 4,4% de su PBI. La cifra exacta de lo que dejó de recaudar la Argentina para el año 2016 escala a la suma de 21.406 millones de dólares.
Las maniobras para garantizar estas fugas de capital cuentan con logística interna y externa. De modo que las acciones tendientes a la evasión necesitan de servicios contables y jurídicos que la posibiliten. La investigación realizada por el organismo señala las operaciones de “profit shifting”, mediante las cuales las compañías que operan a los largo del globo mueven sus ganancias de países con altos niveles impositivos a plazas financieras con baja o nula carga tributaria. Dicha operatoria fue descripta de manera precisa por una investigación que realizó la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) a cargo, en ese momento, de Carlos Gonella. Allí se describió como el Hong Kong and Shangai Banking Corporation (HSBC) fugó capitales a través de cuentas fantasmas, que el banco omitió deliberadamente informar a la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).
Un dossier de la Tax Justice Network (TJN), previo a la filtración de los Panamá Papers, ya señalaba las conexiones locales e internacionales encargadas de las maniobras espurias. Según James Henry, autor del estudio donde se estima el dinero escondido en paraísos fiscales, estos activos fugados están «protegidos por un grupo diligente y bien pagado de agentes en la banca privada y en empresas legales, de contabilidad e inversiones que tienen ventajas crecientes en la economía mundial cada vez más sin fronteras ni fricciones».
A la luz de los hechos, queda claro que con el cambio de gobierno y de autoridades en la UIF, unidad encargada de investigar estos hechos delictuales, la línea es amigable a la evasión y la no inversión de ganancias por parte de las empresas multinacionales. Un informe del Observatorio de la Riqueza Padre Arrupe señala que “Argentina es el primer país del mundo en evasión impositiva per capita”. Según lo consignado por el Observatorio, en el 2016“las multinacionales en Argentina evadieron por impuestos el 4.4% del PBI, e invirtieron el 0.9% del mismo.” La cifra es significativa si se la compara con el 2015, cuando por una decisión de política económica se las obligaba a invertir el 2.25% del PBI. Para ilustrar las diferencias con otros países del mundo y de la región, el documento subraya que “en China se invierte el 40%, en Brasil el 25% y en América Latina el monto de inversión se encuentra en un 18%”. De esta información se desprende que “Argentina es el país que menos invirtió en el 2016 y que, por el contrario, más fugó”. En ese sentido, el informe arriesga una conclusión advirtiendo que la causa de la evasión sistemática se debe “a la destrucción del mercado interno, que no justifica ninguna inversión privada”.